Más pruebas científicas de la sustitución de Paul McCartney

A pesar de sus concluyentes resultados, Carlesi y Gavazzeni no se atrevieron a expresar públicamente una conclusión clara al respecto de sus investigaciones sobre la sustitución de Paul McCartney. Su trabajo, dada la metodología utilizada y su amplia experiencia, merecía toda la credibilidad. Sin embargo prefirieron ser prudentes, ya que las repercusiones eran gravísimas y contaban con un único estudio. ¿Pero qué pasaría si lo completáramos  con el análisis de más expertos en identificación?



La comparativa de voz del profesor Truby

 

Henry (Hank) Meyer Truby nació en Kansas el 24 de julio de 1919. A la edad de doce años tuvo el privilegio de obtener plaza en la prestigiosa escuela San John en Delafield, Wisconsin, gracias a haber ganado un concurso nacional de ortografía. Se graduó con honores en 1937. Asistió a la Universidad de Texas, donde estudió Matemáticas, Lenguaje y Filología Inglesa. Se licenció en 1941.

Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en el ejército como capitán de infantería en Filipinas y Nueva Guinea. Fue condecorado con la Estrella de Bronce y dos Corazones Púrpura.

Posteriormente asistió a la Universidad de Wisconsin, obteniendo en 1949 la Licenciatura en Inglés con grado de maestría. Se especializó en fonética y lingüística, extendiendo sus conocimientos a todos los dialectos anglosajones, así como el sánscrito, la paleografía griega y latina, la Ingeniería y las Matemáticas.

Obtuvo el Doctorado en Lingüística en la Universidad de Columbia en 1954. Su investigación trató sobre la Fonología Comparada. En 1959 consiguió el Doctorado en Fonética en la Universidad de Lund, Suecia.

Asesor del Instituto Nacional de Salud en el Centro Clínico de Bethesda, Washington D.C, desde 1962 a 1965.

Miembro del equipo científico de IBM en la División de Investigaciones para la Comunicación Oral.

Asesor en fonética del Random House Dictionary de la Lengua Inglesa, para el cual escribió más de 600 definiciones.

Alumno honorífico de la Academia Militar San John en 1964, primera vez en los más de cien años de historia de este colegio que este premio se entregaba a alguien que no era militar de carrera o diplomático.

En 1965 entró a formar parte del equipo científico del Instituto de Investigación en Comunicación en Coconut Grove, estudiando la comunicación de los delfines e inter-especies.

En 1969 se convierte en Profesor Titular de Lingüística y Antropología en la Universidad de Miami, pasando a dirigir el Laboratorio de Investigaciones Lingüísticas.

Asesor nacional y testigo experto en más de cincuenta casos judiciales que implicaban identificación de voz.

Miembro de la Dirección de la Asociación Internacional de Identificación de Voz Mediante Espectógrafo desde 1978 hasta su muerte en 1993.

A título póstumo y como homenaje a su trayectoria, se decidió poner su nombre a los premios de fin de carrera en la especialidad de Lingüística de la Universidad de Miami.

En 1957, mientras preparaba su doctorado en Suecia, comenzó una investigación para demostrar la influencia que podían ejercer en los bebés, en su dicción posterior, los sonidos que escuchaban en el útero materno. Para ello hizo un seguimiento constante de unos bebés desde antes de su nacimiento hasta años después de empezar a hablar.

Esta primera parte de su estudio fue publicada en el libro Cry Sounds of The Newborn Infant de 1965.

Posteriormente continuó con su investigación hasta que los bebés habían alcanzado la edad de 16 años. En este punto era capaz de distinguir claramente, con el espectógrafo, a qué adolescente pertenecía cada llanto de recién nacido.

En 1973 detalló sus logros en el artículo “Reply to speaker identification by speech spectograms: some further observations”.

Sin embargo, un hecho que no aparece en ninguna de sus biografías o publicaciones oficiales es el estudio que llevó a cabo en 1969 del que sí se hizo eco la revista Life el 7 de noviembre de ese mismo año:

 

 

A petición de un locutor de radio de Miami, el Doctor Henry Truby, Director del Laboratorio de Investigaciones Lingüísticas de esa Universidad, sometió el misterio de Paul McCartney a un test para hallar la “huella digital” de su voz.

Después de más de 20 horas de realizar experimentos con docenas de grabaciones de los Beatles desde principios de los años 60 hasta la actualidad, el profesor dijo que había una “duda razonable” de que tres de las voces oficialmente atribuidas a McCartney hubieran sido producidas por el mismo conjunto de cuerdas vocales.

“Oigo a tres McCartneys diferentes” —dijo Truby.

La especulación de que McCartney murió en un accidente automovilístico en noviembre del 66 ha provocado una controversia mundial en los círculos de música.

El furor provocó que Appel Corp Ltd, la oficina de los Beatles en Londres, publicara una breve declaración de Paul: “Estoy vivo y bien y despreocupado de los rumores sobre mi muerte. Pero si estuviera muerto, sería el último en saberlo”.

Pero Truby, experto en audio, insiste: “Oí tres McCartneys diferentes”.

Truby dijo que los experimentos con el espectógrafo indicaban que había seis voces distintas en los álbumes que había analizado. Tres fueron claramente identificadas como las de los Beatles John Lennon, George Harrison y Ringo Starr. Las otras tres sonaban “aproximadamente” como de la misma persona, pero el espectógrafo -que realiza “huellas digitales” de sonidos -mostraron un autor diferente.

“No puedo concluir que sea la misma voz la que aparece en estos pasajes” —dijo Truby, que lleva 20 años realizando estudios científicos de audio.

Ese locutor de radio que solicitó a Truby el estudio era Ruby Yonge, responsable de que el rumor de la muerte de Paul se hubiera extendido internacionalmente en octubre del 69, al dedicar su programa nocturno a este tema. Motivo por el cual fue despedido de manera fulminante.

En una entrevista declaró:

Tuvimos expertos trabajando en ello. Tuvimos a un hombre, un doctor, Henry Truby de la Universidad de Miami, experto en impresiones vocales. Él fue el hombre que solía grabar llantos de bebés a su nacimiento y veinte años más tarde era capaz de seleccionar a cada bebé sólo por su espectograma.

Y el doctor Truby me lo dijo en una grabación para la televisión, el programa de Rick Shaw, e hicimos un pequeño documental sobre ello. Truby apareció y dijo:

“Definitivamente, no es la misma persona. Toda mi investigación demuestra que no puede ser la misma persona”.

Entonces llamamos al doctor Truby para que volviera y poder realizar algunas tomas. Pero se calló. Se calló como una tumba y dijo: “No. No puedo decir nada más sobre esto”.

Recomiendo informarse bien sobre la técnica de la impresión vocal del espectógrafo, su metodología y su fiabilidad.

El espectógrafo descompone el sonido de la voz en sus partes elementales, mostrando aquellos rasgos que la hacen intrínseca y única para cada ser humano. El espectro de voz no es el timbre, no es el tono, y está por encima de cualquier cambio que pueda producirse con la edad o las condiciones de salud, así como de cualquier modificación ocasionada durante la grabación como cambios de velocidad, double tracking y otros efectos. También se mantiene inalterable en cualquier tipo de rango (notas altas o bajas), hablando, gritando o cantando.

Recientemente encontré un foro en el que se comentaban los experimentos de Henry Truby. Lo interesante es que en él participaban algunos estudiantes de fonología que compartían sus conocimientos para explicar de forma sencilla algunos aspectos del trabajo del profesor.

Resumo los puntos más relevantes que encontré:

No porque fuera una tecnología usada en los años sesenta le resta credibilidad al estudio. Los programas computacionales de ahora son sólo eso: la versión computerizada de los antiguos sistemas de medición, que siempre han sido los mismos. Las variaciones que se miden siempre han sido las mismas, sólo que se ahorra algo de tiempo en hacer el análisis de Fourier de los formantes de la voz, algo que el programa hace en menos tiempo.

No hay superación de ciencia: los métodos de Truby (aunque sean de los sesenta) son los mismos de ahora: el análisis físico no ha variado, la diferencia es que ahora todo lo hace el ordenador. Es igual que en el caso de la evaluación audio lógica: antes usaban diapasones para generar tonos puros y evaluar umbrales auditivos. Ahora contamos con un audiómetro que genera dichos tonos puros, pero los principios y protocolos de evaluación son los mismos.

Un ejemplo: ¿tenéis idea de cuánto hace que se inventó el electrocardiógrafo?

En el siglo XlX, 1890, el científico Einthoven usando un galvanómetro de hilo (pero se baso en estudios y descubrimientos mucho más antiguos). En 1895 define las deflexiones básicas (las “figuras” que se forman) y en 1905 ya era un estudio de rutina en holanda (donde Einthoven tenia su hospital) y se definieron sus lineamientos para el diagnóstico de cardiopatías.

Estos lineamientos no han cambiado demasiado hoy en día, lo que Einthoven definió como hipertrofia cardiaca medida por electrocardiografía en 1900, sigue siendo hipertrofia cardiaca hoy en día. Y ha habido centenares de miles de congresos, libros, protocolos, estandarizaciones, etc. Pero lo que el tipo decía hace más de 110 años es la piedra angular de la electrocardiografía.

Hoy en día, hay aparatos increíblemente sofisticados, pero las deflexiones siguen siendo las mismas, sea galvanómetro o software del 2008.

Los parámetros de voz cantada o hablada difieren solo en cuanto a la aplicación de técnicas vocales (serían 2 tipos distintos). La medición fonético acústica es la misma. Recuerda: es medición de frecuencias fundamentales y no del tipo o registro de la voz.

Los efectos de grabación no alteran el resultado.

Timbre: los cambios principales los notamos a simple oído. El programa nos diría en que formantes de las ondas están dichas diferencias (un análisis más profundo ya que el oído humano no capta infrasonidos).

Otro dato que me parece interesante reseñar es que el trabajo de Truby no sólo se publicó en la revista Life, sino que dio la vuelta al mundo a través de la United Press International.

Y, por último, comentar que Truby se aventuró a dar un ejemplo de lo que él llamó “la tercera voz”: Penny Lane. Interesante que los estudios del profesor coincidan con lo que nos ha dicho el oído desde hace tiempo.

 

El análisis de Daniele Gullá

 

Nacido en Bolonia en 1965, Gullá es Perito antropométrico, Licenciado en Ingeniería Electrónica y especializado en Espectografía y Electroacústica.

Colabora asiduamente con los expertos del Tribunal de Justicia y la Policía de Bolonia en análisis forenses y biométricos.

Asimismo, trabaja con del Departamento de Biofísica de la Universidad de Bolonia y en la Academia Internacional de Medicina Natural, como asesor técnico en Biomedicina.

Ha escrito más de media docena de libros y ha ofrecido numerosas conferencias. Sus investigaciones han tenido eco en revistas científicas y ha aparecido en varios documentales.

Hoy en día lleva a cabo su investigación en el Laboratorio Interdisciplinar para la Investigación Biopsicocibernética de Bolonia.

Entre sus otros muchos trabajos y aficiones, se ha interesado por la Parapsicología, poniendo sus conocimientos científicos al servicio de la búsqueda de imágenes y sonidos paranormales e instrumentos de la llamada “transcomunicación”.

En 2012 el programa italiano “Mistero” decidió dedicar un especial al rumor de la muerte de Paul McCartney. Solicitaron su colaboración a Gullá que realizó varios análisis y comparativas en diferentes campos, ya que no sólo se centró en el aspecto físico, a diferencia de Carlesi y Gavazzeni, sino que, haciendo uso de sus conocimientos en espectografía y sonido, comparó la voz y la dicción de Paul y Faul. Lo cual hace de este análisis algo muy valioso, al confirmar y completar el anterior, así como el de Henry Truby.

 

 

–Eres en realidad un perito antropométrico, ¿pero qué haces?

–Yo me ocupo de estudiar y analizar el cuerpo humano, en particular la cara, con el propósito de la clasificación y la individualización de las personas, generalmente utilizadas en casos judiciales. Miré todas las fotos que me enviaste. Aquí vemos algunas fotografías de Paul en el 64, observa la circularidad de este rostro. Ahora te enseño a Paul poco después, a finales de 1966, principios de 1967. Como puedes ver, el rostro es mucho mas alargado, con una mandíbula mucho más cuadrada.

 

 

–Daniele, pero, perdóname: un rostro cambia con los años.

–Seguramente las partes tegumentosas pueden cambiar pero, para hacer estos análisis, tenemos en cuenta sólo los puntos inmutables, dichos puntos tienen una colocación precisa en la parte ósea del cráneo. Desde luego, no teniendo un cierto parámetro de medición, y como las fotografías no son homogéneas, he tenido que calibrarlas, para hacer mediciones de las imágenes de Paul después de finales de 1966, luego del 67, 68 y también más adelante. Y nos dimos cuenta de que las medidas no corresponden. Por ejemplo, una distancia muy importante, que es inmutable, es la distancia interpupilar, o sea, entre una pupila y otra.

 

 

¡Hay una diferencia aquí de aproximadamente un centímetro! La diferencia es considerable. Y también la distancia entre el punto subnasal y el centro de las pupilas es muy distinta. Y aquí tenemos a Paul, el verdadero, y a Paul en una imagen mucho más reciente.

 


Además de la distancia interpupilar, entre una pupila y otra, medí también el ángulo que se genera entre el punto subnasal – que es este punto bajo la nariz – y los ojos. Y como puedes apreciar, el ángulo aquí es más estrecho en comparación a este otro. ¿Por qué el ángulo es más estrecho? Porque, muy probablemente –y luego incluso lo medí –la nariz es levemente más larga que la de Paul.

Hemos analizado las dos orejas. En este caso Paul a la derecha en el 66 y a la izquierda “Paul” en épocas más recientes.

 


–Espera, ¿cuáles son las diferencias?

–Aquí tienes dibujado un mapa topográfico de la oreja con todos los nombres. Se nota que, en primer lugar, la zona de la hélice y de la anti-hélice es muy distinta. El lóbulo (derecho), por ejemplo, es distinto, es mucho más pequeño, más puntiagudo, y aquí (a la izquierda) es más redondeado y también la hélice aquí (izquierda) es mucho más ancha. El ordenador identifica 19 potenciales puntos correspondientes, de los cuales, sin embargo, solamente 5 resultan compatibles, los demás puntos no.

Por lo tanto esto confirma, sin duda alguna, que se trata de orejas distintas.

 


Este es Paul en el 64 (izquierda) y éste es Paul después del 68 (a la derecha). Como podrás ver, los dientes son mucho más cortos en comparación a estos (derecha). Además, el programa informático, que trabaja clasificando de modo inteligente los diversos puntos clave para encontrar potenciales correspondencias, ha llegado a la conclusión de que solamente 3, o sea menos del 50%, son compatibles. Por lo tanto nos encontramos, de nuevo, ante una falta de compatibilidad del dentado.

Utilicé un programa que emplea el FBI para buscar personas desaparecidas o criminales buscados, que se aprovecha de la inteligencia artificial. En este caso puedes ver la comparación entre el rostro de Paul después del 66 y el de antes, en base a una muestra estadística de la población.


El ordenador no ha sido capaz de reconocer ni identificar como la misma persona al Paul antes del 66 con el de después.


Entonces nos hemos dado cuenta de que hay muchísimas diferencias desde un punto de vista físico…

—Morfológico.


Sí, morfológico. Pero también te había dado unos archivos de audio.

Por supuesto. Analicé entrevistas de Paul en el 64, en el 66 y en el 68. Entrevistas donde él habla y no hay música. Esta, por ejemplo, es el análisis que he hecho entre la voz del 64 y la del 66, cuando supuestamente es siempre él.

 



De hecho el software reconoce, prácticamente, un 90% de coincidencia, ¿lo ves? Éste es el histograma de las dos voces, perfectamente superpuestas.

En seguida confronté las voces del 64 y del 66 con la del 68, cuando debería haber cambiado y ya no debería ser él.

 

 

De hecho, el programa reconoce una cierta compatibilidad, una cierta semejanza, alrededor del 50%. Lo veremos en este dato.

Es verdad.

Pero no son perfectamente superpuestas. Podría ser él, pero podría también no ser él. Podría tratarse de otra persona.

Entonces quise profundizarlo y, teniendo en cuenta su morfología dentaria distinta, he hecho una reconstrucción en 3D de la lengua, de cómo la lengua se ajusta en el paladar superior mientras produce un fonema.


Aquí están, resultan de distintas impostaciones.

 


—Totalmente, sí, claro. Entonces… Daniele… A estas alturas… Eh…


A estas alturas podría concluir diciendo que los indicios son muchos. Me inclino a un 80% hacia la hipótesis de que él haya sido sustituido en un momento dado.

 

 El análisis grafológico de la perito Elena Marchetti

 

Elena Marchetti es grafóloga y experta en programación neurolingüística. Trabaja como perito gráfico y asesora en el Tribunal de Viterbo.

Al igual que a Gullá, en 2012 se le propuso colaborar en un documental italiano que trataba el rumor de la muerte y sustitución de Paul McCartney.

Comparó diferentes escritos de antes y después de 1966, llegando a la conclusión de que la grafía había cambiado:

Hay notables diferencias entre ambos escritos, especialmente en la estructura ejecutable de las palabras. Y con “estructura ejecutable” no me refiero sólo a la forma de las letras, sino a los gestos que va realizando la mano en el seguimiento de los signos, que deriva siempre de un automatismo, y por lo tanto es muy difícil de controlar. Hay gente que sabe cómo escribir en distintas formas y estilos, imitando la escritura de otros, pero es muy improbable que se puedan cambiar los gestos, en cuanto están marcados por el propio cerebro.

Aquí los gestos son claramente contradictorios: antes iban hacia la izquierda, luego hacia la derecha, aunque McCartney era zurdo. También hay que decir, sin embargo, que entre los diversos escritos existe una similitud básica.


C
abe indicar que el perito que analizó la escritura de McCartney en el marco del juicio de Bettina Hübers llegó exactamente a la misma conclusión, así como la grafóloga que nos hizo el análisis para el artículo sobre la zurdera.

Transcripción traducida al castellano de la aparición de Elena Marchetti en el programa “Vogarger”, Italia:

Paul McCartney, a partir de la primera mitad de los años sesenta, fue fotografiado, filmado, grabado, entrevistado y escuchado por un increíble número de personas. Pero no sólo hay imágenes y grabaciones de audio; de hecho, existen también innumerables autógrafos. A veces una simple firma, otras veces textos más largos.

 


Pedimos a una experta que examinara algunos textos y autógrafos de Paul McCartney, insertados en libros editados por los propios Beatles, así como en varios sitios de Internet, y utilizar, en la medida de lo posible, los mismos criterios de análisis empleados en los tribunales de justicia.

 

Grafía de Paul
Grafía de Faul

De hecho, cuando se escribe se llevan a cabo algunos movimientos automáticos, diferentes de persona a persona, que hacen que cada escritura sea fácilmente identificable. En este caso lo que nos hace pensar es la forma en que, a partir de cierto momento en adelante, aparecen conectadas entre ellas las letras T y O.

Elena Marchetti:

 


En la escrita post 66 viene dibujado primero el eje de la letra, luego el corte horizontal y sin levantar el bolígrafo viene dibujado el óvalo de la letra O.

 

 

Sin embargo, en la escrita en el 61 surge una conexión completamente diferente, es decir: primero viene dibujado el eje de la letra T, sin levantar el bolígrafo se traza la forma oval de la letra O y con un movimiento que vuelve hacia la izquierda se traza el corte horizontal de la letra T, muy lanzada hacia a la derecha.

 


Es más: curiosamente, después de 1966, Paul McCartney parece haber cambiado totalmente también su manera de firmar.

 

 

Elena Marchetti:

 


La tangente superior de la letra M, que en las firmas antes del 66 se presentaba descendiente, en ésta, post 66, hay un tendencia al triángulo. Es decir, la parte central aparece más alta con respecto a la primera y la última.

 


Las dos letras C de “McCartney” siempre se trazan una por encima la otra pero, mientras que en las firmas antes del 66 están o separadas o, en todo caso, unidas en el ángulo…

 


En la firma del 69 aparecen unidas, incluso con una unión que se sobrepone – con un tramo sobreescrito – y que incluso presenta una anilladura interna.

 

 

Y hasta aquí los testimonios forenses.

La única posibilidad que tienen los que no creen en la muerte y sustitución de Paul es convencernos de que siete peritos con gran experiencia en su campo se han puesto de acuerdo, en distintos momentos de la historia, en “equivocarse”.

Peritos que no tenían ningún interés especial en el caso, salvo la curiosidad que sentían como profesionales, y que lo mismo les habría dado rebatirlo (incluso era su intención, como es el caso de Carlesi y Gavazzeni) que confirmarlo. De hecho corrían el riesgo de verse desprestigiados y condenados al ostracismo por realizar semejantes afirmaciones.

Y aún así, en honor a la ciencia, a la verdad y a sus propias conciencias, se arriesgaron. Lo que pudieron, porque Truby fue amenazado para que no dijera nada.

Claro que, si en 1969, recién aparecido el rumor (y sin que todavía se hubieran encargado de “frikizar” y restar credibilidad al asunto), hubiera salido un señor de este nivel diciendo que la voz de Paul McCartney después del 66 no era la suya, seguramente no estaríamos aquí.

Para rebatir la teoría de la sustitución de Paul se ha de demostrar que se dispone de los conocimientos y el nivel necesarios para igualarse a estos profesionales y realizar un estudio con la misma metodología.

Y no hay más. Este es nuestro argumento: la ciencia. A partir de ahora podemos teorizar y tratar de indagar en la historia y el contexto para averiguar cuándo, cómo y por qué. Podemos esbozar diferentes hipótesis y modificarlas si hace falta. Trabajar, debatir y avanzar. Pero en esta página, y a tenor de lo expuesto, Paul McCartney fue sustituido.

Seguiremos ofreciendo aquellas evidencias que, en nuestra opinión, apoyan las conclusiones a las que han llegado estos científicos.

 

Lady Ruth, Nay Dall, Radha Badtler.



3 comentarios en “Más pruebas científicas de la sustitución de Paul McCartney”

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