Llevamos a cabo una reconstrucción de los hechos a partir de los datos de la escena del crimen, demostrando con ello que, obligatoriamente, tuvo que haber dos tiradores implicados.
PARTE 1: LAS EVIDENCIAS
En el anterior artículo exponíamos las importantes incongruencias que rodeaban a la versión oficial y que implicaban que el único acusado y sentenciado por el asesinato, Mark David Chapman, no podía haber sido el autor de los disparos que impactaron en John. O al menos en las circunstancias en las que se afirmó que lo hizo. Nos basábamos en los siguientes:
HECHOS
-La posición de Chapman no le permitía acertar a John en los puntos donde este fue herido. Chapman estaba a la derecha, las balas entraron por la izquierda.
-En ningún momento se ha probado que el arma que llevaba Chapman aquel día fuera la misma que se reporta como comprada por él seis semanas antes en Honolulu, puesto que el informe oficial no indica el número de serie de la encontrada junto al sospechoso aquella noche. En cualquier caso, el arma comprada por Chapman era un 38 Special, cuando en el informe policial se describe como 38 Snub Nose. Para añadir más dudas al asunto, el autor Albert Goldman aportó en su libro “Las muchas vidas de John Lennon” la siguiente información (sin citar la fuente): Chapman había tirado el revólver al mar, junto con las balas, antes de esa segunda visita a Nueva York.
-Demostramos, con gráficos a escala y basándonos en la situación de los agujeros de bala, que la posición más verosímil del tirador era junto a la puerta del elevador, justo enfrente del lobby. Un punto muy alejado de donde se supone que estaba Chapman.
-Tanto es así que el impulso inicial del primer agente en llegar al lugar de los hechos, el agente Cullen, fue detener al hombre que se encontraba allí.
-Un dato que no incluí en el anterior artículo, pero que resulta interesante, está relacionado precisamente con este hombre, el operario del elevador, de nombre Joseph Many (sospecho que falso). Según su testimonio, se encontraba en el sótano cuando escuchó los disparos. Subió rápidamente y vio la escena. Cogió el arma que el portero había pateado para alejarla de Chapman y se la volvió a llevar al sótano. La metió en un cajón y no la sacó hasta que días después un agente que estaba trabajando en la investigación la recuperó (no se dice en qué circunstancias).
Un simple operario coge el arma de un crimen -y por lo tanto la prueba principal del mismo -y la esconde de las autoridades. Lo mínimo habría sido detenerle para interrogarle por el motivo de tal acción. Pero, por supuesto, no se hizo. Será que la policía de Nueva York considera normal que un testigo se quede con el arma de un asesinato.
-La presencia de José Perdomo, agente de la CIA, nombre que no se hizo público hasta años después, añade otro punto sospechoso al asunto. Teniendo en cuenta además que fue él quien convenció al agente Cullen de que el verdadero culpable era Chapman y no el operario del elevador.
-Existen importantes incoherencias en las declaraciones de los dos principales testigos: Perdomo y Sean Strub (de quien ya demostramos su escasa credibilidad). El primero aseguraba que el asesino había llamado a John poco antes de disparar, cuando el propio Chapman (quien no tenía motivos para mentir y menos en un detalle tan insignificante) fue coherente, en todo momento, en negar tal punto. Strub fue todavía más allá: afirmó que John y Chapman, ¡habían estado discutiendo! Cuando la reportera del Canal 7 le preguntó cómo tenía esa información, él dijo que “se lo había contado Perdomo”.
Resumiendo:
A juzgar por las evidencias y el escueto informe policial, se podría decir que si no llega a ser por la confesión de Chapman (y la oportunísima intervención previa de José Perdomo señalándole como culpable) no habría habido ningún argumento para demostrar su culpabilidad.
Si Chapman se hubiera ido corriendo llevándose el arma con él en lugar de sentarse a leer tranquilamente su libro, no habría habido culpable.
Nuestra conclusión en aquel momento fue que Chapman no había sido más que un cabeza de turco. Un Candidato de Manchuria programado para creer que había matado a John y asumir la autoría del crimen.
Sus primeras palabras cuando el agente Spiro se acercó a él fueron:
“He actuado solo, he actuado solo”.
El investigador Salvador Astucia llegó a afirmar que Chapman ni siquiera iba armado.
Sabemos lo que no pudo ser. Nuestra intención ahora es intentar descubrir qué es lo que sí ocurrió.
Numerosos investigadores afirmaron en su momento que si se hubiera hecho una adecuada reconstrucción de los hechos se habría podido establecer quién y desde dónde disparó, exculpando así a Chapman. Pero obviamente no interesaba.
Eso es lo que vamos a hacer ahora. Y todo pasa, una vez más, por analizar al detalle los datos que tenemos: la escena del crimen, los testimonios, los documentos.
Antes de comenzar, querría recalcar un concepto fundamental. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española:
Conspiración: acción por la cual varias personas se unen contra un particular para hacerle daño.
Por lo tanto, en el momento en que en un crimen se demuestra la existencia de al menos dos personas actuando a la vez y según un plan predeterminado, estamos hablando de conspiración.
Voy a demostrar, de una vez por todas, que hubo conspiración para asesinar a John Lennon.
NUEVOS INDICIOS
Ha habido dos grandes investigadores que han hecho acopio, durante años, de todo tipo de evidencias para demostrar que la versión oficial sobre la muerte de John no era más que un cúmulo de falsedades. Estamos hablando de Fenton Bresler y Salvador Astucia.
Pero ninguno de ellos creó varias reconstrucciones posibles para tratar de averiguar exactamente de qué forma de produjeron los disparos.
Y, sin embargo, basta con hacer una exhaustiva recopilación de datos para obtener la suficiente información como para llevarlo a cabo. Las principales fuentes son:
-Reporte del oficial Spiro
-Reporte del oficial Cullen
-Testimonio del Dr. Veteran, forense que llevó a cabo la autopsia
-Testimonio del Dr. Lynn, director del Departamento de Emergencias del Roosevelt Hospital
-Testimonio del Dr. Halleran, médico del Departamento de Emergencias del Roosevelt Hospital
-Atestado oficial del Departamento de Policía de Nueva York
-Testimonios de testigos
-Reportes en periódicos
-Videos de canales de noticias
Existen sin embargo otras fuentes que, pese a su importancia, no se han hecho públicas. Un ejemplo es el informe de la autopsia.
Salvador Astucia hizo una solicitud formal, en virtud de la Freedom of Information Act, que le fue denegada. La respuesta que recibió fue que sólo se la podían mostrar con el permiso expreso de Yoko Ono. Trató de ponerse en contacto con ella para pedírselo, pero no obtuvo respuesta. Él lo justificó diciendo que recibiría muchas cartas en referencia a este asunto y no quería seguir molestando a una pobre viuda.
¿Tenéis en mente los hechos citados más arriba? Bien, porque vamos a unirlos a los siguientes:
LAS HERIDAS EN EL CUERPO DE JOHN
Oficialmente, según el certificado de defunción y la declaración del doctor Stephen Lynn (New York Post, 9 de diciembre de 1980), John tenía siete agujeros en su cuerpo: cuatro de entrada, tres de salida. Los impactos recibidos fueron cuatro: dos en el hombro izquierdo y otros dos en la parte izquierda de la espalda.
Las dos balas del hombro salieron, una a través del hueso del brazo, rompiéndolo. La otra por la parte superior izquierda del pecho, casi a la altura del cuello. Por lo tanto, se deduce que debieron de causar dos de los agujeros hallados en el escenario. No eran mortales.
Una de las de la espalda atravesó un pulmón y salió del cuerpo, pero con muy poca fuerza, de manera que se quedó en la chaqueta. La herida era grave, pero no mortal de ser atendida a tiempo.
La otra seccionó la aorta a la altura del corazón y se quedó alojada ahí. Fue la herida mortal. Le produjo una importante hemorragia interna y externa. El gran volumen de sangre que perdió en poco tiempo provocó que no se pudiera hacer nada para salvarle.
Aunque resulta obvio, recalcaré que estas dos balas no pudieron producir ningún agujero en el escenario.
Estas dos últimas balas se comportan como lo haría un calibre 38 hollow point. Están diseñadas para que su punta se expanda en cuanto alcanzan un objetivo, causando más daño y dificultando que vuelvan a salir, o al menos con la misma fuerza. Suelen utilizarse para impedir que se produzcan daños colaterales en caso de tiroteo en lugares cerrados, como por ejemplo un avión.
Algunos investigadores coinciden en decir que, a juzgar por la situación de las cuatro heridas, estas fueron hechas en dos tiempos. También Spiro dice en su reporte que había dos trayectorias diferentes en los disparos.
Recientemente, además, tuvimos la oportunidad de leer el testimonio de uno de los doctores que estuvieron aquella noche en el Hospital Roosevelt. Se trata del doctor Halleran:
Tenía cuatro disparos sobre la parte frontal de su pecho, tres heridas de salida en la espalda. No había respuesta, no había pulso e inmediatamente abrimos su pecho. Abrí su pecho, el corazón estaba intacto, pero había mucha sangre.
El doctor Halleran pretendía desmentir las declaraciones de su compañero Stephen Lynn, que aseguraba que tuvo que coger el corazón de John con sus manos para intentar que latiera de nuevo. Pero a la vez nos ofreció una interesante contradicción con la versión oficial: aunque hablaba también de cuatro disparos, puntualizó que tres de ellos habían salido por la espalda. Habrá que tener en cuenta este dato para alguna de las reconstrucciones.
Ahora bien, cuatro son las heridas oficiales, ¿pero fueron realmente las únicas? Cabe la duda cuando uno analiza otras fuentes.
Un reporte policial, del cual se hizo eco la Associated Press Newswatch Sidelights el 9 de diciembre a las 5:50 pm hora del este, aseguraba que John había sido disparado en una pierna.
Según un artículo publicado ese mismo día en el Yakima Herald-Republic, basado a su vez en un reporte de la United Press International, que había entrevistado a un portavoz del hospital Roosevelt, John había sido disparado en la cabeza.
Como veis, estamos empezando a hablar ya de muchas balas. Pero tampoco fueron las únicas.
LOS AGUJEROS DE BALA EN EL ESCENARIO DEL CRIMEN
La puerta del lobby
Reporte del oficial Spiro: “había al menos tres agujeros de bala en la puerta de cristal”
Existe un video emitido aquella noche por “Eyewitness News” en el Canal 7 de Nueva York que fue hallado recientemente por Salvador Astucia. Tras analizarlo detenidamente, el investigador llegó a la conclusión de que se percibían dos agujeros de bala muy claros y entre uno y dos más pequeños. Por lo tanto estamos hablando de una horquilla de entre dos y cuatro agujeros en la puerta del lobby.
Esto plantearía una pregunta fundamental: ¿la puerta del lobby estaba abierta o cerrada? Yoko acababa de entrar, de manera que, o la dejó abierta en espera de que John la siguiera, o cerró tras de sí.
En el primer caso el cristal podría haber estado en la trayectoria de Chapman, situado, como bien sabemos, a la derecha del arco, pero seguiría siendo imposible que acertara a John puesto que la trayectoria habría sido diferente. Por otra parte, si hay entre dos y cuatro agujeros, no quedan suficientes balas en el Snub Nose para que le acierte a John cuatro veces.
Tenemos el testimonio de Franklyn Welsh, que se encontraba cerca del lugar de los hechos y que llegó allí inmediatamente después de los disparos: le dijo a una periodista del Canal 7 que la puerta estaba cerrada. También tenemos el diagrama aparecido en el New York Times y el dibujo del escenario que apareció en el Newsweek. Se deduce entonces que, después de entrar John en el lobby, esa puerta se cerró. Y que, muy probablemente, antes de ello también.
El muro al lado de la puerta
Reporte del oficial Spiro: “había entre dos y cuatro agujeros de bala en el muro”.
Según el New York Times en una descripción del escenario: “había agujeros de bala en la estructura y sangre sobre los ladrillos del edificio”. Aunque un poco más inespecífico, esta descripción confirmaría lo señalado por el agente.
Según la declaración de Elliot Minz, amigo y portavoz de John, “había sangre de John en el muro”.
La ventana del lobby
Según el New York Times: “había un agujero de bala en la ventana de la oficina”.
Dato que confirmó el conserje, Jay Hastings, que en una de las ocasiones en que relató los hechos dijo que, al dirigirse hacia fuera para atender a John, “se dio cuenta de que el cristal de la ventana se había astillado”. No fue lo único interesante que nos dejó el testimonio de Hastings, como veremos un poco más adelante.
Basándonos en todas estas fuentes, el escenario quedaría de la siguiente forma:
En negro los agujeros confirmados, en rojo los que están en duda pero son posibles por haber sido descritos por diferentes testigos (habrá que jugar con ello en las reconstrucciones).
Tomando sólo los agujeros seguros tendríamos cinco balas en las estructuras y dos en el cuerpo de John: un total de siete.
Si damos todos los agujeros del escenario como válidos estaríamos hablando de once balas. Y si incluimos las dos heridas adicionales de John (deduciendo que no salieron), la cifra se elevaría a trece disparos.
Nada mal para el Snub Nose de Chapman, que sólo podía albergar cinco balas.
¿CUÁNTAS BALAS SE ESCUCHARON?
Varios testigos que se encontraban en las cercanías dijeron haber oído en torno a cinco disparos.
Según Jeff Smith, un testigo citado en el artículo de Les Ledbetter publicado el 9 de diciembre en el New York Times: “oí cinco disparos”
Según Maury Soloman, otra testigo entrevistada por el Canal 7: “Salieron de la limusina y luego entraron por la puerta. Entonces, de repente, escuché cinco o seis disparos”
Según un testigo entrevistado por Salvador Astucia: “Escuché alrededor de cuatro o cinco disparos. Cuando llegué allí me quedé petrificado, estaba todo lleno de agujeros. Aquello parecía Vietnam, era terrorífico”.
Describir el escenario como “Vietnam” cuando acabas de hablar de “cuatro o cinco disparos” y sabiendo además que dos no salieron del cuerpo de John resulta bastante contradictorio.
Volvemos ahora a una de las canciones que compartí en mi muro de Facebook. La “vida y milagros” de Mike Oldfield podrían dar para un artículo, pero en esta ocasión nos ceñiremos a lo estrictamente necesario.
Moonlight Shadow
Oldfield se pasó unos cuantos años jugando al gato y al ratón con esta canción. Todo comenzó con la frase “Caught in the middle of a hundred and five”, que provocaba confusión entre sus seguidores al no comprender bien su significado.
El autor la justificaba diciendo que la palabra “five” rimaba con el siguiente verso, y que simplemente se refería a que una multitud se acercaba para observar al protagonista, que acababa de ser abatido. Pero en seguida se alzaron algunas voces diciendo que en el video no se veía tal multitud en el lugar de los hechos (un bosque solitario), por lo que su sentido continuó siendo un misterio.
Hasta 1995 cuando Oldfield, por primera vez, reconoció abiertamente que “quizás” la canción había sido inspirada, en algún punto, por la muerte de John Lennon. Aquí sus palabras exactas, en la entrevista concedida a Gareth Randall el 1 de junio de ese año:
¿Es realmente la canción Moonlight Shadow una referencia al asesinato de John Lennon?
En realidad no… Bueno, quizás, cuando miro hacia atrás, puede que sí lo fuera. La verdad es que llegué a Nueva York aquella horrible noche en la que fue disparado y estaba en Virgin Records, en Perry Street, que está sólo a unas pocas manzanas más abajo del edificio Dakota, donde sucedió. Así que probablemente se hundió en mi subconsciente. Estaba inspirada originalmente en una película que me encantaba: Houdini, con Tony Curtis, que trataba sobre los intentos de contactar a Houdini después de su muerte, a través de espiritismo. Era originalmente una canción influenciada por eso, pero muchas otras cosas debieron haberse arrastrado dentro de ella sin que me diera cuenta.
Efectivamente, viendo el video podemos comprobar cómo sí hay ciertos elementos de la película y la historia de Houdini. Con una salvedad: el famoso ilusionista falleció víctima de una afección en el estómago. No fue disparado.
Es curioso que Oldfield nos cuente que estaba a unas pocas manzanas de allí para explicar el motivo por el que los hechos se clavaron en su mente. Como hemos podido ver a lo largo de estas semanas, muchos otros artistas han escrito canciones inspiradas en la muerte de John, y no por eso estaban ahí. ¿Tal vez Oldfield bajó, con el resto de la “multitud”, a ver qué había pasado? ¿Esa cercanía le permitió hablar con testigos que le contaron lo que habían visto u oído?
Oldfield no está describiendo exactamente lo sucedido con John. Pero sí que se basa, tal y como él mismo reconoció, en los recuerdos y sensaciones que tuvo aquella noche. Una emboscada a un hombre, su mujer cerca, la gente acercándose mientras agoniza, y lo más importante: he was shot six times by a man on the run. Fue disparado seis veces por un hombre que huyó. No un hombre que se sentó tranquilamente a leer un libro. Y además son más disparos de los que oficialmente tenía John en su cuerpo.
Obviamente este dato no sirve como prueba irrefutable de la conspiración. Para eso están los agujeros de bala en el escenario, los reportes, las heridas de John… Sin embargo nos es muy útil para deducir algo: si tenemos entre siete y trece balas en el escenario, pero los testigos no reportan más de cinco o seis disparos, es que una parte de ellos no se oyeron.
Volveremos en seguida a este punto, pero antes tenemos que detenernos en el testimonio de un personaje fundamental:
LOS RECUERDOS DEL DOCTOR VETERAN
Frank Veteran fue uno de los encargados de realizar la autopsia del cuerpo de John. Sabemos que, cumpliendo órdenes, se vio en la obligación de mantener el informe en secreto.
Sin embargo, hace apenas 15 años reveló algunos datos interesantes en el transcurso de una entrevista. Al ser preguntado por sus recuerdos de aquella noche, el doctor declaró:
Lennon había sido disparado cuatro veces, desde la izquierda y a quemarropa. Los disparos parecían haber sido producidos por un calibre .357 Magnum.
Algunos estarán tentados de decir que el buen doctor no tiene claros sus recuerdos, o que incluso se equivoca en su percepción. Pero dudo que un médico que estuvo presente durante los esfuerzos que se realizaron para salvar la vida de tan importante personaje, y que además fue el encargado de realizar un informe sobre las causas exactas del suceso no sea capaz de recordar ese tipo de detalles. Más aún si sabemos que en Nueva York, en aquella época, se producían numerosos tiroteos, y que sus conocimientos en balística provendrían, sin lugar a dudas, de la amplia experiencia que tendría al realizar autopsias de personas fallecidas en estas circunstancias.
Ese “a quemarropa” resulta interesante. El término significa “desde muy cerca” y Chapman desde luego no lo estaba, puesto que no había pasado del arco de la entrada.
Pero lo realmente importante, la clave fundamental de este testimonio, son las balas calibre .357 Magnum.
Conceptualmente, las pistolas y los revólveres no pueden emplear el mismo tipo de munición. Esto se debe a que el cargador con forma de tambor del revólver necesita unas vainas especiales que faciliten su carga y su extracción. El cargador de la pistola, inicialmente con formato mono hilera, no requiere que las vainas presenten estas pestañas especiales que sí precisa el revólver.
A pesar de estas diferencias, existen ciertos modelos de pistolas y revólveres que sí pueden intercambiar su munición. Es el caso de algunos revólveres que pueden utilizar balas 9mm Parabellum, gracias a unas bridas especiales que se acoplan a los casquillos, y de ciertas pistolas como la Coonan o la Desert Eagle que también funcionan con cartuchos de revólveres (.357 Magnum).
Las .357 Magnum eran comúnmente utilizadas por la policía y los servicios secretos.
Pueden ser disparadas tanto por pistola como por revólver. Pero en ningún caso es posible utilizarlas en un Smith & Wesson del 38, ni Special ni Snub Nose.
Como ya he indicado antes, las balas del 38 usadas en el Snub Nose no están diseñadas para salir del cuerpo. No es que sea imposible, depende del punto concreto, pero es raro y en John estamos hablando de que de los cuatro disparos que entraron, dos salieron produciendo agujeros en el entorno y, lo que es más importante, sin sufrir apenas variación en su trayectoria. La bala de la chaqueta sí se habría comportado como una 38.
Las balas del .357 Magnum, en cambio, por su mayor potencia, sí salen casi siempre. Además, en el cuerpo de John rebotaron en los huesos, algo que el 38 no suele hacer.
Otra diferencia fundamental entre ambos calibres es que la .357 Magnum requiere un cierto grado de especialización en el manejo de armas y algo de fuerza física, puesto que produce un gran retroceso después de cada disparo.
Aquí muestro un video en el que se comparan los dos tipos de bala y se aprecian tanto el retroceso como la mayor potencia.
El chico indica que las .38 son más fáciles de utilizar. Él usa un revolver para ambas, pero como ya hemos dicho, también existen cartuchos de este calibre para pistola.
¿Y por qué insisto tanto en lo de la pistola? Quizá alguien ya lo haya deducido:
EL SILENCIADOR
Porque si tenemos más agujeros de bala que disparos se escucharon es que una de las armas, obligatoriamente, tuvo que disparar en silencio.
Pero dicha suposición no sólo se basa en esta apabullante evidencia, sino que contamos, además, con el testimonio del conserje Jay Hastings:
Oí unos disparos y, un poco después, el sonido del cristal destrozado.
Eso es imposible. Las balas viajan más rápido que el sonido, por lo tanto las explosiones producidas por el disparo y los cristales despedazándose deberían haberse oído simultáneamente.
Alguno de los disparos que impactaron en los cristales (ya fueran en el lobby o en la ventana, luego lo veremos) no se escucharon.
Un arma llevaba un silenciador. Y sólo las pistolas admiten silenciador, jamás los revólveres.
Resumiendo:
Tenemos más balas de las que puede albergar una sola arma sin recargar.
Tenemos dos calibres distintos de bala.
Tenemos un arma con silenciador y otra sin él.
Tenemos una serie de heridas hechas en dos tiempos.
Tenemos, por lo tanto, dos opciones:
- Un tirador con dos armas diferentes.
- Dos tiradores.
PARTE 2: LAS RECONSTRUCCIONES DE LA ESCENA DEL CRIMEN
Aún a riesgo de ser repetitiva, pero con el objetivo de que queden claros los puntos principales en los que me baso, citaré de nuevo las constantes que han de mantenerse en todo momento:
-DOS ARMAS: una pistola con silenciador y un revólver.
-Balas del .357 magnum y del .38 hollow point
-Las pistolas del .357 magnum albergan entre seis y ocho balas (aunque más comúnmente seis). Los revólveres del 38 sólo pueden llevar cinco o en ocasiones seis.
-Las .357 salen, son las heridas del hombro. Las .38 no salen, son las heridas del pecho. Por lo tanto las heridas mortales se produjeron con este último.
-Posibilidad de heridas en cabeza y/o pierna.
-Posibilidad de disparos tanto desde el frente como desde la espalda.
-Posibilidad de disparos a corta distancia.
RECONSTRUCCIÓN 1, CON UN SOLO TIRADOR QUE CAMBIA DE ARMA, SITUADO EN LA PUERTA DEL ELEVADOR.
Ya conocemos la situación dentro del gráfico:
Es la misma hipótesis que valorábamos en el anterior artículo. Pero en ese momento no conocíamos aún los datos que avalan la existencia de dos armas diferentes. Esto implicaría, si nos seguimos ateniendo a la posibilidad de un solo tirador, que este vació el cargador de la primera de ellas, sacó la otra y continuó disparando.
-Opción 1. Primero pistola, luego revólver: Vamos a intentar que la secuencia resulte mínimamente lógica y que la dirección de los disparos siga una trayectoria recta. El tirador dispara primero con la pistola. Balas del .357 Magnum, gran potencia y salen siempre. Descartamos en esta primera tanda las dos heridas del pecho por ser más factibles de haber sido hechas con un 38.
El primer disparo falla y da en la ventana de la conserjería. Los dos siguientes disparos impactan en el hombro de John y salen, ocasionando a su vez dos de los agujeros en el escenario. Han de ser los del muro, puesto que hay presencia de sangre. Se producen cuatro disparos más, que pueden o no impactar en John (aquí valoramos como cierta la posibilidad de más heridas) pero siempre salen, ocasionando más agujeros. Los dos que quedan en el muro y uno en la puerta del lobby.
Al tirador se le han acabado las balas, tiene que sacar el revólver.
John está herido, pero no de muerte. Se dirige hacia el lobby a toda prisa para ponerse a salvo. Pero ahora es un blanco en movimiento, resulta por lo tanto más difícil acertarle.
El tirador saca el revólver y dispara. En esta ocasión las balas deberían escucharse, puesto que no hay silenciador. Debemos hablar, por lo tanto, de un mínimo de cinco disparos. Dos de ellos impactan en el cuerpo de John, son las heridas mortales. El tirador dispara -antes o después -tres veces más, produciendo los otros tres agujeros del lobby.
-Opción 2: Primero revólver, luego pistola.
En esta reconstrucción no nos detendremos tanto. Si los primeros disparos se producen con el .38, implica heridas de muerte en John. Lo que le imposibilita la huida. El tirador vaciaría el cargador, sacaría la pistola, y lo más importante: tendría que colocarle el silenciador. Una pistola con un silenciador es muy larga y no se puede llevar cómodamente en el bolsillo o en una funda, es necesario prepararla antes de disparar. John, herido ya de muerte, habría caído. No tendría sentido disparar con la pistola a un hombre tendido en el suelo, con el único objetivo de llenar de agujeros el escenario.
El primer argumento en contra de la hipótesis del tirador que cambia de arma es que estas secuencias requieren gran rapidez. Cambiar de arma es perder el tiempo.
Tampoco es verosímil que un asesino ande llevando dos armas de características tan diferentes “por si acaso falla con una”. ¿Cuándo se ha visto semejante cosa? Si necesita seguir disparando, lo más fácil y lógico es recargar. En una pistola basta con accionar el mecanismo que desprende el cargador y colocar otro con un golpe seco. Lleva unos pocos segundos.
¿Es lógico este comportamiento en un tirador de élite?
Conclusión: inverosímil, prácticamente descartable.
RECONSTRUCCIÓN 2, DOS TIRADORES, AMBOS FUERA DEL LOBBY.
Dos armas, dos tiradores, ambos en la puerta del elevador. Los dos disparan cuando John les da la espalda para ir hacia el lobby.
No es necesario que hagamos gráficos de la secuencia de disparos en las paredes, puesto que sería algo muy similar a lo que hemos visto en el caso del único tirador. Hay que seguir teniendo en cuenta que la Magnum le acierta en el hombro y el Snub Nose le acierta en el pecho. Ambos producirían agujeros en el escenario, unos corresponderían a balas que salen de John, otras por fallos en los tiros (tres de ellos deberían corresponder al .38).
Encaja bien con los agujeros de bala encontrados en el escenario, producidos por dos armas.
Pero hay que hacerse dos preguntas.
La primera de ellas: ¿quién sería el segundo tirador?
-Opción 1: Chapman. Está programado para disparar. Saca el arma. Perdomo, que está implicado, le permite el paso (porque, no lo olvidemos, desde la posición “oficial” era imposible que acertara a John en el lado izquierdo y menos a la puerta del lobby). Se acerca a John y realiza disparos.
Un argumento que podría servir para defender esta posibilidad es el asesinato de Bob Kennedy. Está probado que Sirhan Sirhan sí disparó, pero no fue el responsable de las heridas mortales del senador, ya que fue apoyado por tiradores profesionales.
Contras: para justificar la trayectoria de los disparos, Chapman tendría que haberse colocado a la par que el encargado del elevador, es decir: entrar hasta casi el final y colocarse allí. John podría haber advertido que Chapman entraba. Lo lógico es que se hubiera vuelto totalmente hacia él, extrañado ante una circunstancia tan inusual, por lo que los disparos se hubieran producido en otros lugares de su cuerpo.
Chapman jamás se contradijo en un solo punto de su declaración, fue consecuente con todo: no había entrado en el arco, John no se había vuelto hacia él.
Además, si Chapman está programado para disparar, en cuanto tiene a tiro a John, le dispara, no le sigue hasta colocarse al lado de otra persona. ¿Es que acaso el otro tirador lo llama para que se acerque? ¿Le dan algún tipo de señal de cuándo es el momento preciso? Nuevamente habrían alertado a John.
El tipo de arma: se supone que Chapman lleva un Snub Nose. Esto implicaría que es el responsable de las heridas mortales, y por lo tanto que dispara con más precisión que el tirador que lleva la Magnum, el cual se habría limitado a dejar el muro como un queso Gruyere. Aunque no es imposible, resulta ridículo. En el caso del Candidato de Manchuria Sirhan Sirhan, aunque disparó, no acertó, puesto que su estado mental no le permitía tanta exactitud. Tendríamos que colocarle a Chapman la Magnum y otorgarle la habilidad de colocarle un silenciador antes de los disparos.
Tras el tiroteo, alguien tendría que haberse llevado a Chapman otra vez hasta el arco, para que pudieran verlo allí los testigos. Eso implica tiempo, y hubo gente que llegó allí apenas un par de minutos después, encontrando a Chapman paralizado en la entrada.
Conclusión: prácticamente imposible. Chapman no puede ser el segundo tirador.
-Opción 2: Perdomo. Perdomo espera que John entre, deja atrás a Chapman. Se sitúa al lado del otro tirador, junto a la puerta del elevador y dispara a la vez. Podría incluso haber llamado a John, haciendo que este, al oír una voz conocida, se detuviera y se girase ligeramente, permitiendo así los primeros impactos en el hombro izquierdo. Ese famoso “¡Mr. Lennon!” que tanto se repite en la historia oficial.
Pero todavía queda otra pregunta pendiente que cuestiona enteramente esta posibilidad de los dos tiradores en el elevador: ¿para qué dos tiradores juntos, en la misma posición?
Los objetivos de encargar el asesinato a más de un tirador suelen ser:
-Dos posiciones distintas que favorezcan que, desde diferentes ángulos, se acierte al objetivo en un corto espacio de tiempo (como en el asesinato de John Kennedy, en el que los disparos llegaron desde tres puntos, uno desde delante, la valla sobre el montículo, otro desde un edificio situado detrás y otro desde un lado, el muro del ferrocarril).
-Cortar una posible huída, algo que en este caso no habría estado garantizado, puesto que John tenía la puerta del lobby cerca, donde podría haberse resguardado.
Los disparos no tienen más trayectoria que la línea recta entre el lobby y el elevador. No tiene sentido apostar dos tiradores en el mismo punto, para realizar el mismo tipo de disparos y desde el mismo ángulo.
Conclusión: tomando a Perdomo como segundo tirador, verosímil; pero desde el punto de vista estratégico, algo extraño. Hay que tener en cuenta, aunque luego lo ampliaré un poco más, que esta posibilidad ofrece una pobre explicación a la situación de John en el momento en que cae: prácticamente dentro del stand del conserje. La bala del pulmón le impide respirar bien y la aorta seccionada no permite que circule la sangre. Nos quieren hacer creer que alguien en esas condiciones es capaz de subir unas escaleras, abrir una puerta y caminar varios metros hasta desplomarse.
RECONSTRUCCIÓN 3, DOS TIRADORES, UNO EN LA PUERTA DEL ELEVADOR, OTRO DENTRO DEL LOBBY.
Dos posibilidades:
Opción 1: disparos simultáneos desde la espalda y desde el frente.
Atención a la palabra “simultáneos”, que implica que los disparos se producen a la vez. Esto ya supone un problema importante: se está produciendo un fuego cruzado que pondría en peligro a ambos tiradores.
Hasta ahora hemos tenido en cuenta siempre la información que asegura que todas las balas entraron por la espalda. Ahora vamos a cambiar el panorama y valoraremos el testimonio del Dr. Halleran, que dice que había disparos efectuados desde el frente.
Es el momento de hablar de la famosa foto de la camisa.
Esa foto que tantas veces hemos visto y la cual se asegura que es la que llevaba John en el momento del asesinato. En ella se aprecian los impactos del pecho y, si nos fijamos con atención, por la posición de la tela -saliendo hacia fuera -se confirmaría que son de salida.
Pero John iba vestido así:
Yo no veo camisa alguna, veo un suéter negro con una camiseta roja debajo. A no ser que se cambiara en el estudio, que es rizar mucho el rizo, esta foto no es auténtica y no sirve para nada, ni para descartar ni para confirmar. Por lo tanto nos aventuraremos a desarrollar esta hipótesis.
Voy a intentar explicarlo sin necesidad de otro gráfico del escenario, simplemente visualizando el general.
Si el segundo tirador está dentro del lobby, y la puerta está cerrada, obligatoriamente es el responsable de los agujeros en el cristal.
Nos quedan el resto para el primer tirador: el de la ventana del conserje y entre dos y cuatro en el muro. El muro tiene sangre, luego le acierta, las dos heridas de entrada en el hombro. Le ha dado dos veces y ha fallado otras dos. Le queda una bala, pero no dispara, ¿por qué? Porque cuatro balas salen del lobby, causando los cuatro agujeros, dos le hieren mortalmente y las otras dos o no le aciertan o son las que provocaron esas otras heridas que fueron reportadas en prensa a las pocas horas.
Concuerda siempre y cuando tomemos las heridas del pecho como de entrada: las dos que salen impactan en el muro salpicándolo de sangre, por lo tanto son potentes, son las .357 magnum. Las dos mortales y que se quedan alojadas han atravesado el cristal, y por lo tanto, aparte de ser balas no diseñadas para salir del cuerpo, les falta algo de fuerza.
Contras: además del riesgo del fuego cruzado, volvemos a tener el problema de antes: John, según varios testigos (entre ellos Jack Henderson, residente del Dakota) y la reconstrucción del New York Times, se desploma en el stand del conserje.
¿Por qué motivo iba John a entrar en el lobby si había allí un tirador disparándole? Se exponía a más disparos y más cerca. Además, herido como estaba, tal y como ya he explicado, se habría desplomado en las escaleras, no habría llegado tan lejos. Por eso en el gráfico hemos detenido allí su recorrido, contradiciendo todas las versiones.
Conclusión: imposible.
Opción 2: disparos desde el elevador y desde el lobby, pero en momentos distintos.
El primer tirador ataca desde el elevador, el segundo espera.
John va hacia el lobby. Los disparos, efectuados con el la .357 Magnum equipada con silenciador, llegan por detrás. Uno en la ventana del conserje, dos en el hombro de John, que salen, impactan en el muro y lo manchan de sangre. En este caso hay que descartar dos de los que están en duda (tachados). John se queda unos segundos quieto, con la sorpresa del impacto. Aunque herido, no lo está de muerte, por lo que se mueve hacia el lobby para ponerse a salvo. El tirador vuelve a dispararle, pero John ya es un blanco en movimiento y, por este motivo y por la prisa, se equivoca y acierta en la puerta del lobby tres veces.
El primer tirador ha vaciado su cargador y John ha entrado en el lobby. Ya no le puede disparar más.
Pero John se va a dar una sorpresa terrorífica. Porque allí le está esperando el segundo tirador, portando un .38 Snub Nose.
Ahora bien, si creíais que no se podía liar más la cosa, estabais muy equivocados. Porque ahora se abren tres posibilidades. Vamos a verlas una por una.
-John entra y en ese momento es disparado en el pecho.
Tenemos que volver a dar por válido el testimonio de David Halleran de impactos desde el frente. El tirador, nada más entrar John, le dispara (podría ser a bocajarro, confirmando el testimonio de Veteran). Las dos heridas mortales.
El gran contra es, otra vez, que John se desplomó en la conserjería.
Por otra parte, estamos hablando del Snub Nose, y por lo tanto de las balas que se escuchan. Los testigos hablan de cinco. Sólo se podría explicar si este tirador fallara algunos disparos (podrían ser los de la puerta del lobby quitándoselos al primer tirador y haciendo que a este le sobren más balas) y que, efectivamente, John tuviera más heridas en pierna y cabeza.
Conclusión: muy difícil.
-John consigue llegar hasta el stand del conserje y una vez dentro alguien le dispara.
Puede ser por el frente o por la espalda, en este caso son válidas ambas opciones. Podríamos suponer que una de las balas impacta en la ventana (se la quitamos al primer tirador y en este caso daríamos por verdadera otra de las descartadas en el muro, con un total de tres). Si sumamos las posibles heridas de pierna y cabeza, nos dan las cinco del Snub Nose que se escuchan.
Conclusión: verosímil.
Eso sí, esto implica que el conserje Jay Hastings miente. Y esta hipótesis lo colocaría como sospechoso principal.
-John entra en el lobby y camina unos pasos hacia el stand del conserje, momento en que alguien le dispara por la espalda.
John entra en el lobby y se dirige hacia el stand del conserje, al fondo a la izquierda, para avisarle de que le han disparado y pedirle que llame a la policía. Un segundo tirador, dentro del lobby, que ha quedado a la espalda de John, le dispara varias veces. Le acierta en la pierna y en la cabeza. Se acerca y le dispara a bocajarro en la espalda, produciendo las dos heridas mortales. John, ahora sí, cae de bruces. Es encontrado dentro del lobby, muy cerca del stand del conserje, tumbado boca abajo, según testigos y la reconstrucción del New York Times.
En este caso no hay por qué dar por falso el reporte de la autopsia que habla de entrada de todas las balas por detrás. Y da por válido también el testimonio del Dr. Veteran.
Esta hipótesis, junto con la de Jay Hastings, es la única que explica la posición en la que cae John, ya que se le encuentra prácticamente dentro del lobby.
Conclusión: muy verosímil. Explica los agujeros de bala en el muro, la ventana y la puerta, realizados con la Magnum equipada con silenciador. Explica la posición de John al caer. Explica las heridas en dos tiempos. No hay que entrar a considerar falso el reporte médico. Únicamente sería necesario tomar como verdaderas las otras heridas que, según varios medios, tenía John en su cuerpo, para que las hubiera realizado el revólver .38 y tener así los cinco disparos que se escuchan.
CONCLUSIONES FINALES:
La versión oficial queda totalmente descartada, no son necesarias más explicaciones.
La hipótesis del tirador único resulta inverosímil.
Dentro de la hipótesis de los dos tiradores, tenemos las siguientes reconstrucciones más probables:
- Perdomo desde fuera, junto al operario del elevador (pero que no explica la situación de John al caer).
- Jay Hastings desde dentro del stand.
- Alguien a la espalda de John, dentro del lobby.
Las cuales nos abren, a su vez, los siguientes interrogantes:
¿Quién es este segundo tirador del lobby? ¿Jay Hastings, tal vez? ¿Otro tirador de élite de la CIA? Si es otro tirador de élite, ¿por qué no lleva también una .357 Magnum? ¿Para evitar daños colaterales dentro del lobby? ¿Quizá no tenía la capacidad física necesaria para usar un arma con fuerte retroceso?
¿Y qué hay de Yoko?
Yoko entra en el lobby antes que John. ¿Por qué entra Yoko al lobby? Es un recinto cerrado donde se sienta el conserje para visualizar a través de su ventana quién entra y quién sale. Se supone que se dirigen al apartamento, por lo que el camino lógico es seguir recto, hacia las puertas de acceso. ¿Tenía algún asunto que tratar con él a las once de la noche? En cualquier caso, si John es disparado por la espalda desde la puerta del elevador, es precisamente porque también se dirige hacia el lobby, y si lo hace es para seguir a Yoko que, no lo olvidemos, sale de la limusina y avanza a paso rápido, dejando atrás a John. ¿Por qué, si sabía que John la seguiría, cerró la puerta tras de sí?
¿Qué hizo Yoko cuando comenzaron los disparos? ¿Se parapetó tras el escritorio? ¿No oyó que John entraba? ¿No percibió que los disparos se producían dentro y no fuera? Tengamos en cuenta que el Snub Nose produce un ruido considerable. Y esto nos lleva a otra cuestión: los primeros disparos, los producidos desde fuera por la .357 Magnum, no sonaron. Yoko no pudo oírlos. Como mucho oiría cristales rotos, pero no disparos. ¿Por qué se escondió entonces? ¿Estaba escondida Yoko? ¿Dónde estaba Yoko? ¿Qué hizo Yoko?
La única reconstrucción que la dejaría mínimamente bien parada es la de Perdomo como segundo tirador, y que todos los disparos se hubieran producido desde fuera. Pero ya hemos visto que existen un par de hipótesis mucho más probables que esa. Y si las diéramos por válidas deberíamos afirmar que Yoko miente.
Es importante aclarar que no estamos afirmando que Yoko sea sospechosa de haber realizado los disparos. Pero sí está claro que tuvo que ver lo que sucedió.
LA CARTA DE CHAPMAN A YOKO
En el artículo “The Betrayal of John Lennon”, publicado en 1984 por David y Victoria Sheff en Playboy, encontramos un dato impactante y muy poco conocido.
En agosto de 1980 Chapman escribió una carta a una dirección italiana inexistente. En el remite del sobre puso el nombre de Yoko y su dirección en el Dakota. Cuando el servicio de correos no encuentra una dirección, el protocolo siempre es devolverla a su remitente. Como Chapman puso como remitente a Yoko, la carta le llegó a ella. Es de suponer que Chapman sabía lo que pasaría cuando el cartero no encontrara la dirección italiana. Es decir, que parece como si Chapman intentara que la carta llegara a Yoko, pero de una manera “no directa”.
En la carta le hablaba sobre una “misión” en Nueva York que tendría que abordar en unos meses. Cabe indicar que esta expresión fue utilizada por Chapman después, cuando se encontraba encarcelado tras el asesinato. Habló de “una misión que no podía eludir”.
¿Qué pretendía Chapman al enviar esa carta a Yoko? ¿Pretendía avisarla de lo que iba a suceder? ¿Sabía que si le dirigía directamente una carta a ella, esta fuera tal vez interceptada y abierta y por eso tomó precauciones? ¿Fue ese uno de los momentos de lucidez que tuvo a lo largo de aquel tiempo? Como cuando dijo que, si Jude, la fan que esperaba con él frente al Dakota, le hubiera propuesto ir a cenar, sin duda se habría ido con ella, como si inconscientemente tratara de alejarse de aquello (por cierto, “Jude” es un interesante nombre, ¿verdad?).
Yoko, según la versión oficial, leyó la carta pero no le hizo caso y la guardó en uno de sus archivos. No volvió a hacer mención a ella.
La carta estaba firmada por MD Chapman. ¿Acaso no recordó Yoko ese nombre cuando se detuvo al supuesto asesino de su esposo? No habían pasado años como para que se hubiera olvidado tan fácilmente.
En 1983 el director de seguridad de Yoko, Dan Mahoney, encontró la carta. Se quedó de piedra, se la dio a Yoko y le pidió que la llevara a la policía o al FBI, porque era una prueba contundente de que el asesinato de John había estado planeado y que había más gente implicada, es decir: demostraba conspiración.
Sin embargo, no sabemos por qué, Yoko decidió no llevarla al FBI. De repente, “desapareció”, para aparecer un poco más tarde sobre la mesa de su cocina (según contó ella misma), sin razón aparente. La carta había sido manipulada: se borraron las referencias a la “misión” en Nueva York y se añadió una postdata que modificaba la fecha, datándola en el 81.
Yoko juró y perjuró que le habían quitado la carta y luego la habían modificado. Mahoney dudó de ello, pero no quiso meterse en problemas.
Lo lógico es que, al serle entregada una carta que demostraba que hubo una conspiración para matar a John, Yoko la hubiera llevado inmediatamente, sin soltarla de su mano, a las autoridades. Cuando Mahoney le dio la carta, sólo estaban ellos dos presentes. ¿Y de repente desaparece?
Hay otro dato importantísimo: Chapman fue condenado a asesinato en segundo grado, en lugar del primer grado que implica premeditación. Pero esta carta habría demostrado claramente una planificación del crimen, y por lo tanto premeditación y alevosía, habiendo permitido al fiscal argumentar asesinato en primer grado y garantizar la condena a perpetua sin posibilidad de libertad bajo fianza.
La desaparición de esa carta y posterior manipulación protegieron a Chapman y además negaron la posibilidad de demostrar conspiración para matar a Lennon. Y la responsable directa de que esto ocurriera es -por acción u omisión- Yoko Ono.
Una mujer que lleva media vida “luchando” porque no se le conceda la condicional a Chapman porque, según dice, “no se sentiría segura”. Y que favoreció en su momento que la condena al supuesto asesino de John no recibiera la pena máxima, lo que hubiera hecho imposible que saliera a la calle.
Tengo todos los documentos desclasificados del FBI sobre John. No he visto tal carta. De manera que, o no se ha desclasificado (cosa que me extraña) o finalmente no se puso a disposición del FBI. La gran pregunta es por qué a Yoko no habría de interesarle poner inmediatamente en conocimiento de la Inteligencia o la Policía de Nueva York una prueba que hubiera ayudado a investigar las verdaderas causas del asesinato de su esposo. Porque si hubo una conspiración por tema político, ella debería haber estado en peligro también. ¿O no lo estaba?
En cualquier caso, está claro que cuanto más nos adentramos en la historia de este personaje, más incógnitas surgen. Y más mentiras le descubrimos.
Quizá debería hacer un poco de memoria y volver a aquella noche para ofrecernos algunos datos que ayudarían a esclarecer los hechos, dado que desde su posición “privilegiada” es difícil creer que no vio ni oyó nada. O tal vez debería darle permiso a Salvador Astucia para ver los resultados de la autopsia en lugar de ignorar su petición.
Que haya tenido que ser Sean Lennon el primero en dar la cara para denunciar la posibilidad de conspiración de la CIA en el asesinato de su padre (con todas las críticas que recibió por ello) debería darle a Yoko, como mínimo, vergüenza.
La misma vergüenza que debería sentir “Sir Paul McCartney”, un hombre cuya capacidad económica y posicionamiento en los medios le permitirían iniciar una cruzada para que se reabra la investigación. Un hombre que se supone que en su día intentó luchar para aclarar las circunstancias de la muerte de Kennedy.
Eso sería mejor que encender torres de luz y hacer sonar Imagine el día del aniversario, señora Ono. Mejor que mostrar fotos con gafas impregnadas de sangre o cristales agujereados para denunciar los asesinatos por armas de fuego. Mejor que defender a los pavos el día de Acción de Gracias, señor “McCartney”. Todo eso suena más a postureo y propaganda que a una auténtica voluntad de acabar con los males del mundo.
Porque los que estamos luchando por hacer justicia a John Lennon somos otros. Somos gente humilde, gente normal con escasos medios, gente que ha estudiado los hechos y no le han cuadrado. Gente como Astucia, como Bresler, como Constantine. Como la mayoría de los que están aquí leyendo esta nota. Porque nosotros no consideramos la muerte de John simplemente “un fastidio”, señor “McCartney”.
Le reto. Repito: le reto desde aquí a leer esta nota. Le reto a pronunciarse al respecto. Le reto a dar su opinión sobre si hay o no motivos para creer que John murió fruto de una conspiración. Y si no lo cree, le reto a explicar por qué y a rebatir mis argumentos. Le reto otra vez, porque en mi libro ya lo hice, en mi nombre y en el de todas las personas que pensamos que en las muertes de John y George, en la historia de los Beatles y en la suya propia hay cosas que no encajan. Llevamos haciéndolo cinco años y hasta ahora no hemos recibido ninguna respuesta satisfactoria por su parte.
Ambos deberían explicarnos por qué, dado que han declarado en muchas ocasiones que temen por su vida, y habiendo pruebas tan contundentes de que los asesinos de John siguen libres, no les interesa que se sepan sus nombres y los motivos por los que lo hicieron.
Lady Ruth y Radha Badtler.
Todos los gráficos creados por Radha Badtler.
Por John. Think for yourself.
Fuentes:
Associated Press bulletin, 8 de diciembre de 1980, 11:24pm EST.
Associated Press bulletin, 8 de diciembre de 1980 11:37pm EST.
Associated Press bulletin, “Newswatch Sidelights”, 9 de diciembre de 1980, 6:32pm EST.
Astucia, Salvador. Rethinking John Lennon’s Assassination: The FBI’s War on Rock Stars. Ravening Wolf Publishing Company, 2004.
Bresler, Frenton. Who Killed John Lennon? St. Martin’s Paperbacks, 1990.
Broadcast en el Canal 7. Programa Eyewitness News, Nueva York, 8/9 de diciembre de 1980.
Constantine, Alex. The Covert War Against Rock. Feral House, 2000.
Goldman, Albert. The Lives of John Lennon. A Capella, 2001.
Ledbetter, Les. “John Lennon Of Beatles Is Killed; Suspect Held In Shooting At Dakota”, The New York Times; 9 de diciembre de 1980, pág. B7.
The New York Times, 9 December, 1980, págs. A1 y B7.
Sheff, David y Victoria. The Betrayal of John Lennon. Playboy, marzo de 1984.
Tubular.net (6 de junio de 1995). “Gareth Randall Interviews Mike Oldfield”.
Yakima Herald-Republic, 9 de diciembre de 1980, pág. A1.
Muy buen análisis. Te felicito.
Sin embargo, me surgen algunas incógnitas (bueno, como, supongo, a todo el mundo). En el caso de las hipótesis del segundo tirador dentro del lobby, y suponiendo que el segundo tirador no fuese el conserje (ya que supongo, estaría en su puesto, detrás del mostrador), implicaría, necesariamente, que también estaría implicado (valga la redundancia), en este caso como colaborador necesario, dado que, de estar en su puesto, tendría que ver al 2º tirador mientras espera la llegada de John, y, de no estar en su puesto, sería un tanto de lo mismo.
El papel de Yoko, en este caso, resulta muy turbio sin duda alguna, aunque, no sé, a pesar de que comparto tu opinión sobre ella, también quiero pensar que, a pesar de todo, también le debía amar, aunque fuera un poco.
Por cierto, en cuanto a a camisa, no sé si estoy equivocada, pero los agujeros de salida de esa camisa, se ven, precisamente en el pecho, las que se supone que no salieron, ¿no?.
Bueno, son sólo pequeñas elucubraciones. Lo cierto es que se me pasan un centenar de preguntas por la cabeza.
En cualquier caso, estoy segura de que John, Paul y George, están pacientemente esperando a Ringo, para seguir tocando, donde quiera que estén. No puedo evitar imaginármelos así.
De nuevo, te felicito por tu labor investigadora e informativa. Y gracias.
Un afectuoso saludo
Efectivamente, las hipótesis que sitúan al segundo tirador dentro del lobby dejan tanto al conserje como a Yoko en un lugar feo, pero sobre todo al primero. En cuanto a la foto de la camisa, de las dos balas que se supone que entraron por la espalda sólo una salió y se quedó en la chaqueta. La otra, como bien dices, se quedó en su cuerpo por lo que no pudo ocasionar ningún agujero en la camisa. Otro argumento más para afirmar que dicha foto es falsa.
Yo también me los imagino juntos ensayando mientras esperan a Ringo, que sin embargo espero que tarde todavía muuuchos años en acompañarles. Y ya puestos a desear, que en este tiempo que le queda de vida tenga valor para contarnos algo de la verdad.
Muchas gracias, un abrazo.
Añado una percepción más sobre la camisa. Aunque no se ve completa y no se perciben los hombros, si se ve lo suficiente de ella como para notar que, a la altura del hombro no hay desperfecto alguno en la camisa ni mancha de sangre, es decir, que no hay impactos de bala a esa altura en la prenda, así que, no sé quién fue el desgraciado dueño de la susodicha camisa, pero está claro, que no era John. Lo peor de todo es lo cutres y chapuceros que pueden llegar a ser los artífices y/o cómplices de estos complots cuando presentan pruebas que contradicen, precisimante, sus versiones oficiales. O eso, o alguien va dejando miguitas…
Yo también espero que a Ringo le de por comer un día lengua y suelte por esa boquita todo lo que sabe, mucho me temo, que de los 3, él es el que menos predisposición tiene para hablar, como que le da un poquito igual. Aunque, quién sabe, la vida, a veces es sorprendente.
SEa como sea, el tiempo dirá.
Un abrazo.
P.d. Cuando leí los articulos sobre George y los Anthologies, no pude evitar pensar en lo orgulloso que estaría George de ti ^_^
Gracias, Ruth. Un buen homenaje a John en el aniversario de su muerte.
Gracias a ti, Alberto, un abrazo.
Gracias Lady Ruth por todo el material que nos ofreces, Me quedo con algunas dudas:
1.- ¿Si la idea era culpar a Chapman del asesinato de John, por que dar como valida la teoría del arma con silenciador, muy propio de un asesino profesional y no de un “loco” como se quería aparentar, que es disparado primero? Considerando ademas que Chapman había adquirido un revolver para cumplir su “misión” (similar al que se encontró en el escenario) cuyos disparos debían escucharse para seguir con la farsa del demente asesino.
2.- Dado el gráfico de los disparos en el muro y venta de conserje, podría pensar que John no iba a entrar al lobby sino seguir directo a su apartamento y ya había pasado la puerta del lobby y se percato de alguien que le apuntaba para matarlo y pudo esquivar el primer disparo que impactó en la ventana de conserjería, retrocede para ingresar al lobby y se suceden los siguientes disparos que impactan en el muro; cuando estaba por ingresar al lobby recibe dos disparos en el hombro, pero logra huir hacia el interior, ya para ese momento, el otro cómplice que había permanecido como observador (quizas vigilando a Chapman) decide intervenir para realizar la misión que el primero no pudo y corre con el revolver de “Chapman” persiguiendo a John haciendo los primeros disparos que obligan a refugiarse al conserje y a Yoko, hasta dar con John cerca al stand del conserje.
Sea como sea los hechos, no deja de ser cierto que fue un asesinato planificado desde mucho antes y con la intervención de muchas mas personas que las que se conocen y donde Yoko tiene un papel principal. Gracias por todo el esfuerzo dedicado a esclarecer en la muerte de Paul, John y George y por esas lindas biografías de cada uno de ellos. Saludos.
Hola Lay:
Excelente investigación, como siempre, es un gusto leerte. Un gran abrazo, y Feliz Navidad.
Muchas gracias, Teresa, Feliz Navidad
Hola Lady,
Caí de casualidad en este blog porque estaba escribiendo algo al respecto, y me leí (me devoré) casi todos tus artículos. Pero éste en particular me dejó helada, anonadada y sobre todo, muy triste. Me habían referido que cabía esta posibilidad pero me costó creerlo, ¿pudo existir semejante complot? ¿Asesinar a alguien tan querido por medio planeta para sostener una mentira? Pues parece que sí…
Y a Sir Faul se le está resquebrajando la careta… supongo que es cuestión de tiempo para que se sepa la verdad.
Te mando un beso y sigo atenta a tus posts!
Muchas gracias Alejandra, cuánto me alegro de que te gusten los artículos, seguimos viéndonos por aquí, otro beso para ti.
Definitivamente descartada la versión oficial y muy comprobada. También esa foto de la famosa camisa baleada. De todas las hipótesis, me quedo con que todavía no se sabe cuál es el verdadero informe de la autopsia y si fue a John Lennon a quien dispararon con una, dos armas o tiradores. Es todo muy descabellado y muy planificada fue su muerte. Gracias por toda la investigación Lay y a todos los colaboradores!
Hoy he leído este escrito y me ha hecho mucho más daño por esta muerte tan injusta y lo único que desearía es que no quedaran impune los otros asesinos y los que han mentido y han ocultado argumentos tan necesarios para aclarar el misterio de este horrible asesinato, realmente un bochorno del silencio de los implicados, antes mencionados en este escrito. Una verdadera Vergüenza, me siento con una terrible impotencia!