Escucha: si algo nos pasara a Yoko y a mí, no fue un accidente.
John Lennon, 1980
¿Quién quería a John muerto?
En los últimos años de su vida el propio Lennon confesó a mucha gente que tenía la certeza de que estaba siendo vigilado. Muchos lo tomaron por un paranoico, no encontrando motivos por los que nadie hubiera de estar vigilando a un hombre que, en sus propias palabras, “no hacía más que hornear pan y cuidar de su bebé”. Porque esto es, efectivamente, lo que John había estado haciendo desde 1975.
La propia Yoko, como veremos más adelante, parecía estar también al tanto de esto y así lo insinuó en algunas entrevistas. Sean Lennon hizo recientemente unas declaraciones afirmando que su padre había muerto a causa de un complot de la CIA. Y Julian, el hijo mayor, también nos regaló unas muy interesantes declaraciones afirmando que su padre había sido vigilado y que su asesinato había sido planeado con antelación. Incluso tuvo el valor de afirmar que Yoko era una manipuladora que habría tenido todo pensando mucho antes… Pero de esto hablaremos un poco más adelante.
Aprovecho para mostrar esta imagen comparativa de Julian con un John ya maduro. Como vemos, Julian es el vivo retrato de su padre. No sólo se parece en el físico, sino también en su carácter rebelde e inconformista. Sirva esto para responder a aquellos que insistentemente mantienen que John Lennon fue sustituido.
El FBI
En el año 2000 el FBI sacó a la luz la información de que John había estado financiando al IRA. No era ningún secreto que Lennon, en su juventud, simpatizaba con el movimiento de liberación de Irlanda del Norte. Pero otros personajes famosos, como puedan ser John Wayne o Maureen O’Hara, también se habían expresado abiertamente a favor de esta causa, e incluso habían aportado dinero públicamente, sin haber sido por ello objeto de investigación. Además, en el caso de John, una cosa era simpatizar con ello y otra muy distinta financiarlo, de cuyo hecho el FBI no fue capaz de aportar evidencia.
Es interesante, además, el hecho de que esta información saliera a la luz precisamente en el 20 aniversario de la muerte de John, y en un momento en que las negociaciones por la paz en Irlanda del Norte estaban en un mal momento.
La fecha no es sólo notable por esto. Coincide también con los hechos sucedidos a George Harrison tras la publicación del Anthology (ver artículo).
En el año 2001, veinte años después de haberlos solicitado, el escritor y periodista Jon Wiener se hacía con algunos documentos que confirmaban el intenso seguimiento que se había hecho de John. Entre otras perlas, en ellos se podía apreciar cómo el propio Nixon había influido en la petición de extradición de John con el objetivo de “neutralizar” (palabra textual) a una figura de la música que consideraban una amenaza. Encontramos cosas como el mensaje del director del FBI, J. Edgar Hoover, diciendo que “el caso Lennon debe ser manejado de una forma rápida y por agentes con experiencia”.
Entre otras excusas, se afirmaba que John se veía con comunistas chinos y que estaba siempre drogado.
Qué extraño que nunca se le haya echado en cara esto último a Faul, ya que hacía gala de un constante uso de la marihuana y otras drogas, hasta el punto de ser detenido dos veces por ello.
La CIA
Recientemente también, se han desclasificado documentos pertenecientes a la CIA en los cuales, menos expeditivos que los del FBI, simplemente se reconocía que Lennon estaba en la “black list” de enemigos de la patria, que le habían pinchado los teléfonos y que incluso habían infiltrado agentes en sus actividades.
EMI
Existe una curiosa anécdota, imposible de contrastar debido a que la fuente de la misma, según la persona que dijo encontrarla, se hallaba en una página encriptada, que afirma en boca de un ingeniero de sonido que había trabajado con John, que, en 1979, EMI había valorado la posibilidad de acabar con la vida de Lennon. Según cita la fuente, el ingeniero había dejado su testimonio escrito antes de ser encontrado muerto en extrañas circunstancias. Este hombre aseguraba que el motivo por el cual querían la desaparición de Lennon era que “temían que fuera a hacerles la competencia ahora que iba a volver a publicar discos”. Dejando a un lado la veracidad de la fuente, si hubiéramos de creerlo, desde luego lo más inverosímil sería esta burda y errónea excusa para que la discográfica quisiera terminar con Lennon. ¿Competencia a la “todopoderosa” EMI en aquel momento? Tenemos mucho que hablar todavía sobre el papel que pudo desempeñar esta compañía en la sustitución de Paul y lo que vino detrás. Pero no nos debería resultar difícil creer que EMI no se sintiera tampoco tranquila con esta reaparición de John.
Como vemos, nada más y nada menos que el FBI, la CIA y quizá también la compañía discográfica EMI parecían estar incómodos con Lennon.
Pero… ¿por qué? ¿Un músico que cantaba por la paz y clamaba por un mundo igual para todos? ¿Cuántos más artistas no cantaban en pro de estas ideas? ¿Cuál era el mensaje de Bob Dylan, por ejemplo, o de Simon y Garfunkel? Exactamente el mismo. Y sin embargo, John era objeto de profunda vigilancia y fue merecedor de ser asesinado.
En 1980 John se disponía a salir de nuevo a la palestra. Es cierto que en años anteriores se había mostrado muy activo políticamente. Pero ahora, ya maduro, parecía haber cambiado de actitud. Ni en su disco Double Fantasy ni en sus declaraciones, parecía haber ningún mensaje político ni mucho menos incendiario, más allá de su siempre lucha por el amor y la paz.
¿Por qué John era tan peligroso en aquel momento? Obviamente, lo consideraron capaz de revelar uno de los engaños más grandes que se habían perpetrado. Una mentira abrumadora, algo que haría a la gente dudar de todo y abrir los ojos. Esto, como dicen algunos, no es la mera sustitución de un artista. Esto era parte de un engaño mayor. De un intento de control de la población
En la era de los Beatles escogían a músicos con talento, gente ya famosa y con gran influencia en la juventud. Los utilizaban, haciendo lo imposible porque no se les fueran de las manos.
En la actualidad, conocedores de los terribles inconvenientes que eso acarrea, ya no lo hacen así. Los grupos y cantantes cuyo objeto es el mismo se fabrican de serie, se preparan y se lanzan al estrellato. Es mucho más fácil.
La anécdota de la amenaza por radio
Existe una grabación, al parecer en el museo privado de Apple en Abbey Road Studio, de una pequeña entrevista que concedieron John y Yoko a finales de los setenta para la emisora Bag One, en Viena. Habían acudido allí con motivo de una convención para artistas.
El locutor, Ron M, le preguntaba a John, casi al final, si él creía que, de morir en pocos años, su música seguiría viva. A lo que John respondía:
Si yo muriera dentro de 2,3 o 10 años, creo o al menos quiero creer que mi música seguirá viva; aunque creo que me haría más famoso si muriera trágicamente, ya sabes, arrollado por un coche, asesinado por un loco, pero en sí, creo que mi música seguirá viva.
Después de estas declaraciones, Ron abrió las líneas telefónicas por si algún fan deseaba comunicarse con John. Entró una llamada de un supuesto admirador que dijo lo siguiente:
Sí, quisiera decirle al señor Lennon que es un gran icono de la música. Señor Lennon,
usted se convertirá en una leyenda… Pero para hacer eso primero hay que estar muerto. Me gustaría ser quien tuviera el honor de hacerlo.
¿Un fan perturbado? ¿Una amenaza de muerte? ¿Un aviso?
Mark David Chapman no es el asesino de John
Ya hemos demostrado que John estaba más que dispuesto a hablar, ya hemos demostrado que había gente con poderosos motivos para querer verle muerto. Y ahora vamos a demostrar que no fue un loco solitario (de nuevo la tan manida excusa) el que asesinó a John Lennon el 8 de diciembre de 1980.
Parte de este apartado está basado en el magnífico trabajo de M. Reyes A., del blog Paperback Writer, cuya fuente aportaré más abajo, y que a su vez tomó la información del libro del investigador Salvador Astucia.
Como todos sabemos, John vivía en el edificio Dakota, conglomerado de apartamentos situado en la calle 72 oeste de Manhattan, junto a Central Park. Solía desplazarse en limusina o en taxi para ir a las grabaciones o entrevistas. No llevaba protección.
El edificio Dakota era un lugar bastante seguro, tal y como contaba David Sheff, el escritor que entrevistó a John para Playboy. Para acceder al mismo había que sobrepasar dos fases o niveles: el portero o “doorman”, José Perdomo, que se ubicaba a la izquierda de la puerta principal, fuera del edificio, y el encargado del mesón, que estaba situado ya dentro, en el llamado “lobby” (vestíbulo acristalado). Estas dos figuras tenían que estar siempre presentes, las 24 horas del día y los 7 días de la semana. Además, también estaba el conserje, encargado del mantenimiento del edificio y de llevar los equipajes. Otra de sus funciones era la de ayudar al portero. También había un encargado del elevador que se situaba enfrente del lobby.
Los hechos según la historia oficial
Según el reporte oficial de la policía, los hechos sucedieron así: John y Yoko llegan en su limusina a las 22:50. El auto estaciona frente al arco de entrada del Dakota. El portero, José Perdomo, se encontraba allí, a la izquierda de dicho arco, su posición habitual.
Yoko baja primero del coche, entra en el arco principal, no repara en Chapman, que está situado justo a su derecha, recorre unos metros y en el momento en que va a acceder al lobby, John se apea portando las cintas que había grabado ese día.
John sí ve a Chapman, lo mira pero sigue avanzando. Cuando ha recorrido apenas un metro y medio, Chapman lo llama y saca el arma, apuntándole.
El supuesto asesino dispara 5 veces, 2 balas dan en el hombro izquierdo de Lennon, 2 en el lado izquierdo de la espalda. Un disparo sale desviado. Al menos 3 agujeros de bala aparecen en la puerta de cristal del lobby (aquí ya empiezan a sobrar balas, ¿habría una “bala mágica”, al igual que en el asesinato de Kennedy? Lo veremos en el próximo artículo). Chapman tira el arma.
Yoko, desde el interior del lobby, no tiene ángulo visual para ver lo que pasa. Pero no sale. John avanza hasta allí, sube los seis peldaños y se desploma junto a ella.
Según sigue contando la versión oficial, Perdomo se acerca a Chapman y le pregunta: “¿Sabes lo que has hecho?”. Chapman responde: “Acabo de disparar a John Lennon”. Perdomo le obliga a tirar el arma y le da una patada. El conserje llama a la policía mientras John se desangra en el lobby. Los policías llegan y al ver que John está agonizando lo introducen en el coche patrulla y lo envían al hospital Roosevelt, sin esperar a que lleguen los servicios de emergencia.
Según el certificado de defunción emitido allí, cuando John llega ya está muerto. Son las 23:15 horas.
Contradicciones en la escena del crimen
Según se aprecia en el documento anterior, se habla de multiples heridas de bala en el lado superior izquierdo del cuerpo de John (hombro) y en la espalda. Si Chapman estaba ubicado a la derecha de la entrada y Lennon se giró al llamarle este, ¿cómo es posible que tenga entradas de bala por la espalda y en lado izquierdo? Eso podría suceder únicamente si los disparos fueron efectuados desde la izquierda de John, es decir, desde la posición del portero o más hacia el interior del edificio.
Se pone entonces de manifiesto una importante contradicción: si según el peritaje, John fue herido por la espalda, y las heridas del pecho son de salida, es absolutamente imposible que estuviera girado hacia Chapman. Este, en su declaración, jamás se contradijo en un solo punto. Jamás dijo que él hubiera llamado a John y que éste se volviera. Pero el reporte oficial de la policía así lo afirma. Y lo afirmó porque era necesario para justificar que Lennon estuviera más cerca de Chapman de lo que en realidad estaba.
Por lo tanto John nunca se detuvo ni se giró al escuchar su nombre, simplemente avanzó al Lobby dando la espalda a Perdomo y a Chapman. Sabemos por el reporte oficial que había balas incrustadas en la puerta de cristal del lobby. Desde ese lugar, para Chapman era imposible dispararle a John por la espalda y que las balas fueran a incrustarse en ese punto, pero sí que era fácil para un tirador ubicado al otro lado del arco: la posición de Perdomo o alguien ubicado más adentro. Es más, los disparos se incrustaron tan perfectamente en la puerta del lobby, que reafirman la tesis de que Perdomo simplemente puso un arma en el punto adecuado para hacer ver a la policía que Chapman la había utilizado, y un tercero entraría en acción disparando desde la puerta del ascensor de servicio, justo en frente de la entrada del lobby. Esta puerta estaba abierta en el momento de los crímenes cuando llegó la policía, como podemos apreciar en el testimonio del patrullero que llegó primero al lugar, Peter Cullen.
El agente Peter Cullen indicó que al llegar al lugar su primera intención fue arrestar al operador del elevador de servicio (nombre que nunca se puso a disposición del tribunal) que estaba cerca del suceso, sin embargo es Perdomo quién le indica que Chapman es el agresor y de esa forma el oficial cambia su decisión.
Aquí la inconsistencia es mayor. Según veteranos de la policía de Nueva York, el instinto de un oficial es definitivo a la hora de esclarecer un delito. Lo que presume el Oficial Cullen cuando llega al Dakota es, basado en su experiencia, la situación más lógica. Incluso jamás sospechó de Chapman aduciendo que se veía como un “banquero”, pero sí sospechó del operador del elevador de servicio, ya que su posición era la correcta en relación a la trayectoria de los disparos y a las heridas en Lennon. La persistencia de Perdomo como ‘supuesto’ testigo ocular más la actitud complaciente de Chapman le hicieron cambiar su primera impresión.
Chapman siempre fue consistente al decir que él se encontraba a 6 metros de Lennon, no a un metro y medio como decía el informe oficial. Si es así, la posición de John en la entrada del Dakota es muy cercana a la del elevador de servicio, siendo sólida esta teoría sobre otra persona en la escena del crimen.
El reporte policial y el arma homicida
Salvador Astucia tuvo acceso al reporte de la NYPD respecto de los hechos ocurridos esa noche. La sorpresa fue mayúscula cuando se encontró con un escueto informe, que sólo detallaba lo siguiente:
…John Lennon was the victim.
Mark David Chapman was the perpetrator.
Chapman was carrying $2,201.76 when he was arrested.
The crime location was 1 West 72 St. (the Dakota) at the archway entrance.
The weapon used was a “38 caliber snub nose.”
The crime occurred on December 8, 1980 at 10:50 PM.
The arresting officer was Stephen Spiro assisted by patrolman Peter Cullen, both of the 20th Precinct…
La sospecha salta inmediatamente. Un caso de semejante calibre con un reporte tan corto y poco informativo. Por lo menos en un informe de crimen se incluyen testigos, declaraciones y un análisis detallado de la situación general, sin embargo, en el informe realizado por la policía de Nueva York sólo se deja ver una descripción de ciertos hechos escasamente relevantes. A excepción de uno. El arma homicida.
El arma homicida no es la de Chapman
El arma descrita por el oficial Spiro es un revolver calibre 38 de cañón corto “snub nose” sin número de serie reportado ¿Cómo es eso? Es imposible pensar en una investigación balística sin el número de serie del arma homicida ya que es importantísimo conocer ese dato para verificar la legalidad y procedencia del artefacto. Además, es el único dato que permite asociar a su vez las balas utilizadas y el arma que las disparó.
El 10 de noviembre de ese año en Honolulu, la única arma registrada a nombre de Chapman -número de serie 577570- fue reportada en la policía local como lanzada al mar junto con las balas. El mismo Chapman afirmó que luego de ir a ver a John en una primera instancia a Nueva York y no encontrarlo lanzó el arma al mar. Más allá de este sabroso dato queda la duda si realmente el arma que describen los oficiales de policía es la misma que compró Chapman en Honolulu, es más, sin número de serie registrado en la escena del crimen es imposible determinarlo. Lo que sí es claro es que el arma que compró Chapman era una Calibre 38 pero no “snub nose” sino de cañón normal y eso sí que es poco consistente con la encontrada en el sitio del crimen. El número de serie, misteriosamente ‘olvidado’ en el reporte aclararía significativamente esta confusión.
El testigo falso
La policía sólo usó el testimonio de un testigo a la hora de “demostrar” que Chapman había efectuado los disparos. Un testimonio que fue clave en el juicio. El del Sean Strub, empresario judío y firme defensor del activismo gay, con importantísimos contactos en el mundo económico y político del momento. Candidato al congreso en 1990. En el año 1999 fue acusado de vender los datos de los suscriptores de sus revistas Gay generando gran polémica en el uso de información reservada, ya que muchos de ellos eran empresarios y gente importante de Nueva York a la que no le convenía verse relacionada con esa publicación. Strub se embolsó una gran cantidad de dinero por esas bases de datos tanto en su venta como en su recuperación.
Strub fue entrevistado a la salida del hospital Roosevelt aquella misma noche. Resumiendo sus declaraciones, dijo que él no se encontraba allí en el momento de los disparos, sino que llegó cuando la policía ya estaba presente. Estamos hablando de que el principal testigo de la acusación fue el séptimo en llegar a la escena del crimen.
Después de eso, Strub asegura que Perdomo había hablado con él, contándole cómo Chapman había estado deambulando todo el día por los alrededores y que incluso lo habían estado viendo “desde hacía una semana”. ¿Por qué el portero se iba a poner a contarle esos detalles a un curioso en un momento así? ¿Por qué la policía sólo toma declaración de un ‘testigo’ y no hace un trabajo de recopilación de datos basados en más ‘curiosos’ allí presentes? Sospechoso es también cómo la policía, después, relata los hechos de la misma forma en que lo había hecho Strub, transformándose en la versión oficial
Pero es que además, Strub se atrevió a afirmar que, según le había contado Perdomo, John, él y Chapman habían tenido… ¡una discusión antes! Algo que contrasta absolutamente con la versión del propio Chapman y que la policía evitó incluir en el informe final.
Obviamente, Strub sirvió para confirmar la imagen de Chapman como “culpable indiscutible”, al hablar de él como “un merodeador” (uno de tantos que había continuamente cerca del Dakota) y contar que incluso se le había visto días antes por la zona. Pero Strub no estuvo allí en el momento del asesinato, no vio a Chapman disparar. Y, sin embargo, su declaración tuvo más peso que la del agente Cullen, entre otros.
No resulta casual que exista una foto, mostrada hasta la extenuación, del momento en que John le firma el álbum a Chapman horas antes del asesinato. Debía quedar constancia gráfica, a parte del testimonio de Strub, de que el supuesto asesino ya estaba por ahí tiempo antes.
La versión del New York Times que fue modificada
Les Ledbetter, reportero del New York Times, publicó al día siguiente un reportaje donde describía la escena del crimen gracias a la reconstrucción por medio de testigos. Aseguraba que la persona que disparó estaba situada dentro del recinto y no fuera, apuntando a su espalda mientras John ya estaba pasando las puertas del lobby. Aquellas puertas vidriadas donde habían quedado marcados los impactos de bala. El 10 de diciembre el New York Times cambió la descripción de Ledbetter, asimilándola a la versión oficial. Nunca se obtuvo un diagrama de esta significativa descripción de los hechos.
José Perdomo, agente de la CIA
José Joaquin Sanjenis Perdomo, alias “Joaquín Sanjenis” o “Sam Jenis”, encargado de la seguridad del acceso al Dakota aquella noche. Exiliado de Cuba por su oposición al gobierno de Fidel Castro, fue miembro de la tristemente célebre Brigada 2506 durante la fallida invasión a Bahía de Cochinos preparada por la CIA en 1961 para derrocar a Castro. ¿Qué hacía un militar infiltrado y agente de la CIA encargado de la seguridad del Dakota?
Otra de las gracias en el currículo de Perdomo es la amistad que había entablado con Frank Sturgis, el famoso convicto por ladrón del caso Watergate, también en la nómina de pago de servicios de la CIA. Perdomo, mientras trabajaba en el Dakota, cobraba una pensión alimenticia que les otorgaba el gobierno a los veteranos de guerra. Con Sturgis coordinaban ciertas actividades de espionaje y apoyo en suelo norteamericano para exiliados cubanos, tomando información detallada con el objetivo de poder invadir la isla. Esta relación laboral terminó cuando Sturgis fue detenido por el mayor escándalo de espionaje en EE.UU.
Una interesante “predicción”
Frente al Dakota estaban las oficinas del American Society for Psychical Research, domiciliada en la calle 73 de Nueva York, donde el famoso doctor Alex Tanous -¿adivino real? – predecía: un famoso astro del rock sufrirá una muerte prematura, y esto puede ocurrirle desde este momento en adelante. Digo una muerte prematura porque en ella hay algo raro, pero afectará la conciencia de muchas personas, debido a su fama”. Justo 3 meses antes de la muerte de John Lennon.
Sin embargo no eran precisamente “los ángeles” los que lo alumbraban, ni un Dios o fuerza todo poderosa. El famoso doctor Tanous trabajaba para la CIA en las investigaciones que esta hacía sobre los viajes astrales y por lo tanto es probable que supiera lo del asesinato de Lennon si era parte de dicha conspiración.
Las preguntas
La identidad de Perdomo nunca fue revelada en el juicio. Si era el portero y había presenciado todo ¿Por qué obviar su condición de agente?
¿Por qué el informe policial se basa en lo que Perdomo cuenta y no en lo que el patrullero Cullen advierte?
¿Por qué la NYPD fue impedida de entregar su visión de los hechos?
¿Por qué los diagramas que informaron a la prensa del tiroteo son contrarios al informe balístico?
¿Por qué justo frente al Dakota vivía otro agente de la CIA que sabía de la posible muerte de John?
¿Por qué la policía no requirió de más testigos en un crimen de relevancia internacional?
Pero la mayor pregunta que debemos hacernos ahora es: Si Chapman no disparó, ¿por qué asumió el crimen, por qué su convicción de que lo había hecho?
Las primeras palabras que dijo Chapman al llegar la policía fueron:
He actuado solo, he actuado solo.
Uno de los primeros oficiales de policía que interrogó a Chapman dijo:
Parecía como un asesino con la mente controlada.
El MK ULTRA
No habremos de extendernos demasiado en este punto, pues haríamos demasiado largo este artículo, ya de por sí denso. Pero si hablamos de la muerte de John Lennon, es imprescindible hacer alusión a ello e ilustrarlo con la entrevista que concedió años después Chapman, desde la cárcel, a Larry King.
El proyecto MK Ultra no es ningún secreto, no es una leyenda ni es un rumor. Es una realidad. Se conoce por los numerosos documentos desclasificados por la CIA y por el testimonio de multitud de testigos, entre los cuales encontramos desde ex agentes que participaron en el proyecto hasta víctimas de sus experimentos.
El programa salió a la luz públicamente a través de la comisión presidencial Rockefeller en 1975. Se supo que se habían utilizado drogas, descargas eléctricas, emisión repetitiva de imágenes, torturas y experiencias traumáticas para inducir un estado en las personas que hiciera que su mente se dividiera en dos partes: una consciente, que no recordaría nada de lo acontecido, y otra subconsciente que, al ser activada mediante un mecanismo determinado (que lo relacionara con lo vivido durante la exposición), forzara al sujeto a efectuar actuaciones determinadas.
Esto es, ni más ni menos: gente controlada. Gente que, a una orden, de forma precisa y sin estar sujeta al miedo o a la mala conciencia, fuera capaz de hacer cualquier cosa. El asesino perfecto para crímenes cuya causa no debía conocerse, y para ello tenían que atribuirse a un simple “loco solitario”.
Uno de los símbolos utilizados frecuentemente para la inducción mental era la mariposa monarca. Esta especie de mariposa, una de las más grandes y hermosas, conocida por la larga migración que realiza todos los años, simbolizaba el cambio, la transición entre dos estados distintos, el paso entre la oruga y el insecto que renace con las alas abiertas. Muchas víctimas de estos experimentos afirman haber sido obligados a visualizarla una y otra vez durante las sesiones.
En próximos artículos hablaremos más detenidamente de este tema.
Una de las drogas con las que más se experimentó fue el LSD, aquella droga que les fue introducida a los Beatles en 1966 y de la cual Faul, desde sus primeras intervenciones al llegar allí, hizo apología insistentemente.
Entrevista de Chapman a Larry King
Larry King: Mark, ¿nos relatarías esos terribles momentos para ti, para el mundo, para mucha gente perteneciente al círculo cercano de John Lennon? ¿Qué pasó aquella noche?
Chapman: Bueno, si quieres comenzarlo desde la noche… Estaba parado ahí, con el arma en mi bolsillo.
Larry: ¿Tú sabías que le dispararías?
Chapman (pausa): ¿Dis… disculpa?
Larry: ¿Tú sabías que le dispararías?
Chapman: (con mucha convicción) Absolutamente.
Larry: Ok.
Chapman: Tratando de no hacerlo, rezando para no hacerlo, pero sabiendo muy en el fondo que, probablemente, acabaría en eso.
Primeras declaraciones en línea con un estado mental inducido: no quería, se resistía, pero en su interior, en su mente, tenía el convencimiento de que iba a hacerlo.
Larry: ¿Sabías que sería esa noche? ¿Sabías que lo volverías a ver de nuevo?
Chapman: Sí, lo sabía esa mañana cuando salí del hotel. Tenía algún tipo de premonición de que esa era la última vez que iba a salir de mi hotel. No lo había visto hasta ese punto, eso lo hacía interesante, ni estaba seguro de que él estaba en el edificio. Entonces, dejé el hotel, compré una copia de “El guardián entre el centeno”, lo firmé como “Holden Caulfield” y escribí debajo de eso. “Esta es mi declaración, subrayando la palabra “esta”, enfatizando la palabra “esta”. Yo había planeado no decir nada después del tiroteo. Caminé rápidamente hasta el oeste de Central Park, hasta la calle 72, y comencé a dar vueltas por allí con los fans, con Jude, con Jerry y luego el fotógrafo, ellos vinieron allí.
No sabía si John estaba ahí, pero había salido con el convencimiento de que no regresaría a su hotel aquella noche. “Un tipo de premonición”.
Toca hablar ahora de El guardián entre el Centeno. Este libro, de obligada lectura en la mayoría de los institutos de Estados Unidos en calidad de clásico, fue escrito por JD Salinger en 1951, y cuenta la historia de un muchacho conflictivo, Holden Caulfield, que es expulsado de su colegio e inicia un intenso viaje por Nueva York. Narrado en primera persona, con alusión a las drogas, la prostitución, el alcohol, es una introversión en la mente de este adolescente descontento, profundamente reflexivo, que duda de todo y odia todo, excepto dos cosas: el cine y los niños. El título proviene de un sueño, una imagen, que persigue a Holden:
Me imagino a muchos niños pequeños jugando en un gran campo de centeno. Miles de niños y nadie allí para cuidarlos, nadie grande, eso es, excepto yo. Y yo estoy al borde de un profundo precipicio. Mi misión es agarrar a todo niño que vaya a caer en el precipicio. Quiero decir, si algún niño echa a correr y no mira por dónde va, tengo que hacerme presente y agarrarlo. Eso es lo que haría todo el día. Sería el encargado de agarrar a los niños en el centeno. Sé que es una locura; pero es lo único que verdaderamente me gustaría ser. Reconozco que es una locura.
La importancia de este libro radica en la predilección que la mayoría de los “asesinos solitarios” de la historia han sentido por él: John Hincley Jr (intentó asesinar a Reagan), Lee Harvey Oswald (acusado del asesinato de Kennedy) o Sirhan Sirhan (acusado de asesinar a Bob Kennedy), entre otros, lo tenían en sus bibliotecas o lo llevaban encima en el momento de los crímenes.
En el caso de Chapman, sabemos que lo había comprado ese día y había escrito, con el nombre del protagonista, “esta es mi declaración”. Pero también se encontró otro ejemplar en un cajón de la mesilla de la habitación de su hotel.
El guardián entre el centeno no es más que otra de las herramientas utilizadas para el control mental, una suerte de “encadenamiento” a las órdenes recibidas, ya sea disparar o simplemente permanecer en un sitio determinado, como Oswald o Chapman.
Debo aclarar que en absoluto, por la simple lectura de este libro, uno se convierte en un asesino despiadado. Cuando hablamos de control mental, a tenor de lo expuesto en los documentos desclasificados y los testimonios de los testigos, nos referimos a complicadas y muy elaboradas técnicas que engloban multitud de prácticas, y este libro es sólo una parte.
Larry: Ok. Y luego John salió, ¿correcto?
Chapman: Él salió y yo estaba apoyado en la barandilla de gárgolas. Yo estaba mirando hacia abajo, estaba leyendo “El guardián entre el centeno”, y él se metió en un taxi y desapareció. Y luego más tarde ese día, fui a almorzar con… creo, Jude, volvimos…
Larry: ¿Con quién?
Chapman: Con Jude, ella era una fan que estaba ahí en el edificio. Y entablamos una conversación sobre Hawai y sobre John Lennon. Ella había estado allí varias veces, y en algún momento del día, se fue. Y John volvió, no recuerdo en qué, si en el taxi, pero obviamente estaba de vuelta en el edificio, haciendo un programa de radio… un especial. Y luego él salió del edificio, y el fotógrafo que mencioné antes, Paul Goresh, me empujó hacia delante y me dijo “esta es tu oportunidad, has estado esperando todo el día, vienes de Hawai, no te ha firmado el álbum, ¡anda, anda! Yo estaba muy nervioso, y al instante estaba justo enfrente de John Lennon. Y yo tenía un gran bolígrafo negro, y le dije: “John, ¿me firmarías el álbum?” Y él dijo: “Claro”. Yoko se fue a meter en el coche, y él presionó el botón del boli y empezó a escribir, le resultó difícil escribir al principio. Y luego escribió su nombre “John Lennon” y debajo de eso “1980”. Y luego me miró a mí, como mencioné antes, y dijo: “¿Eso es todo? ¿Quieres algo más?”
No, Mark, no habías mencionado antes este detalle.
Y sentí, entonces y ahora, que él sabía algo, subconscientemente, como si él estuviera mirando a los ojos a la persona que lo iba a matar.
Larry: ¿Por qué piensas eso?
Chapman: Bueno, su esposa estaba en el coche, la puerta estaba abierta, él es un hombre ocupado, iba a ir a una radio o al estudio de grabación, y él está hablando con un don nadie, firmando el álbum de un don nadie… preguntando si eso es todo lo que quiero. Él me está dando su autógrafo, no tengo una cámara conmigo, ¿qué le podría dar a él?
Larry: Yo admitiría que eso es algo bastante extraño para decirlo. Ok, así que… él se va.
Chapman: Sí, él se va en el coche.
Larry: ¿Y qué hiciste el resto del día?
Chapman: Estuve por ahí, como un idiota, esperando a que él volviera.
Como un idiota… interesante.
Larry: ¿Y a qué hora volvió?
Chapman: Él volvió como a las 10 o las 11 de la noche.
Larry: ¿Tú cenaste?
Chapman: No, no lo hice.
Larry: ¿Miedo a que se te pudiera escapar? Lennon.
Chapman (con mucha rapidez): Probablemente.
En este instante se nota exageradamente que Chapman está hablando de una forma extraña, como leyendo un guion, o diciendo algo aprendido. No rememora como antes.
Larry: ¿Sabías que le dispararías?
Chapman: Sí.
Larry: ¿Cómo pasó eso? ¿Qué pasó?
Chapman: Bueno, el fotógrafo se fue y (pensativo), y siendo justo, tengo que decir que yo intenté que se quedara.
Larry: Porque…
Chapman (evita la respuesta): Hubo algunos que luego pensaron que yo quería que se quedara para que tomara fotos del tiroteo, lo que no es cierto.
Larry (insiste): ¿Por qué querías que él…?
Chapman (nervioso): Yo… yo quería que se quedara porque quería salir de allí. Había una parte, una gran parte de mí, que no quería estar allí. Yo le pregunté a Jude, la fan, antes de que se fuera, que si quería una cita conmigo aquella noche. Ella dijo que no. Si hubiese dicho “sí”, yo hubiera estado en la cita con ella.
Larry: ¿Pero le hubieses matado al día siguiente?
Chapman (piensa): Yo… (Cambia de repente a tono de convicción) Oh, sí, probablemente hubiese vuelto.
Larry: Ok, las circunstancias del asesinato, ¿qué pasó?
Chapman (respira hondo, el tono cambia de nuevo, vuelve a recitar): Yo estaba sentado dentro del arco del edificio Dakota. Estaba oscuro, hacía viento. José, el portero, estaba fuera, en la acera. Y aquí hay una cosa extraña que pasó, yo tenía ángulo, donde podía ver el oeste de Central Park 72. Vi la limusina que se detuvo, y como ya sabéis, hay probablemente cientos de limusinas en Central Park oeste de noche, pero yo sabía que esa era la suya. Y dije: “ha llegado el momento”. Me levanté, la limusina se detuvo, la puerta se abrió, la puerta izquierda de atrás se abrió, Yoko salió, John estaba muy atrás, como a 20 pies, cuando salió. Yo saludé con la cabeza a Yoko, ella pasó a mi lado.
Larry: ¿Te devolvió el saludo?
Chapman: No, no lo hizo. Y no quiero sonar muy clínico con esto, pero lo dije varias veces, espero que me entiendas. John salió, y él me miró. Creo que me reconoció, “aquí está el tipo al que le firmé el álbum antes”. Y él caminó y me pasó, di cinco pasos hasta la vuelta de la calle, apuntándolo con mi arma de fuego 38. Y le disparé 5 tiros a su espalda.
Resulta llamativo que Chapman, con los increíbles y detallados recuerdos que tiene, que incluso ha nombrado el momento en que John había apretado el botón del boli al firmarle el autógrafo, no hable del intervalo en que sacó el arma de su bolsillo y apuntó, y pase de forma tan rápida por esta parte de la historia, que debería ser todavía más relevante y clara para él. Da la sensación de que lo de antes estuviera mucho más fresco en su memoria. Como vemos, Chapman no dice haber llamado a John en ningún momento, ni que John se volviera hacia él.
Larry: ¿Habías disparado esa arma antes?
Chapman: Esa arma no, no sabía ni si las balas iban a funcionar y cuando estaba disparando, recuerdo haber pensado (piensa) “están funcionando, están funcionando”. Estaba preocupado de que, en el avión, con la humedad del compartimiento de la maleta, se hubiesen estropeado. Y recuerdo haber pensado: “están funcionando”.
Machaconamente, Chapman repite esa frase, se trata de otro recuerdo inducido, una sensación, un pensamiento que se introdujo sin duda varias veces en su mente. Tiene todo el tono de inducción mental: “está funcionando, está funcionando, está funcionando”.
Larry: ¿Qué hizo Yoko?
Chapman: Ella, naturalmente, no la puedo culpar, ella se precipitó hacia el área de las escaleras, no sé si conocen esa área allí en el edificio Dakota. Pero ella sólo corrió para protegerse, lo que cualquiera hubiese hecho.
Qué interesante defensa de Yoko.
Chapman: John (pausa, parece algo confuso, se traba) de… de acuerdo con lo que he estado diciendo, cayó en las escaleras, y luego la vi a ella, volviendo hacia las escaleras y lloró sobre su cuerpo.
Larry: ¿Gritó ella?
Chapman (piensa unos segundos) No creo que ella gritara, pero unos minutos antes de esto, había un grito espeluznante de alguien. Y se me erizó el pelo de atrás del cuello.
¿Unos minutos antes? Los disparos y el tambaleante camino de John hacia las escaleras sucedieron en apenas unos segundos. ¿Quién gritó antes de todo eso? Nadie, pues no hay ningún testigo que hable de gritos, sino directamente de disparos. ¿O era un grito que venía de dentro de la cabeza de Chapman?
Larry: ¿Estabas aliviado?
Chapman: No, lo que pasó es que yo estaba… (Duda) lo que pasó antes del tiroteo, antes de apretar el gatillo, y después, fueron dos escenas diferentes en mi mente. Antes, todo estaba en calma, y yo estaba listo para que esto pasara, incluso escuchaba una voz dentro de mí, mi voz, dentro de mí, que decía “hazlo, hazlo, hazlo, aquí vamos”.
La voz dentro… el control mental, las escenas inducidas. En ese momento Chapman estaba ido, no estaba en un estado consciente; en realidad, su mente no estaba ahí.
Y después del suceso, era como si la cinta de la película se hubiera roto, yo sentí, en una parte de mí mismo, estaba como en estado de shock, estaba de pie, con el arma colgando hacia abajo, en mi lado derecho. Y José el portero vino, él estaba llorando, me estaba cogiendo el brazo y sacudiéndolo, él quitó el arma de mi mano.
Chapman despierta, después de los disparos, pero Perdomo no estaba quitando el arma de su mano, estaba haciéndole creer que él la tenía cogida, para luego fingir que se le la arrebataba. Pensemos: después de un tiroteo, ¿un simple portero se acercaría a un hombre armado para quitarle el revólver de su mano? ¿O correría al interior del edificio, hacia las escaleras, a donde estaba John, para ponerle a él y a sí mismo a salvo? El mismo Chapman nos lo dice:
Eso fue algo muy valiente, contra una persona armada. Tiró el arma al suelo y luego alguien la alejó.
Esta parte de la entrevista, en la fuente que os indico, está mal traducida. ¡Escuchadla! Es tal y como os la he puesto aquí. “Alguien la alejó”. Y no Perdomo, como en la traducción y en la versión oficial se indica. ¿Otra persona más?
Y yo estaba confuso, no sabía qué hacer, cogí “El guardián entre el centeno” de mi bolsillo, pasé páginas, y traté de leerlo. Yo no podía esperar, Larry, a que esos policías llegaran allí, yo estaba devastado.
Es curioso que estas revelaciones de Chapman, estas frases que hablan de un estado mental confuso, de diferentes “estados”, hayan aparecido dentro de tan “clínico” y objetivo relato justo cuando Larry King ha hecho referencia a los gritos…
Yoko, la traidora
Para mí, ella ya tenía todo planeado desde el principio.
Julian Lennon.
Yoko Ono, qué figura tan ambigua, tan extraña, y sobre todo tan odiada por muchos. Y es que, a pesar de los constantes intentos de ella y del propio John por negarlo, la inmensa mayoría de la gente compartía, y aún hoy comparte, el mismo sentimiento: Ono había anulado a John, Ono lo controlaba.
Ya conocéis nuestra opinión al respecto: Yoko apareció oportunamente, el 9 de noviembre de 1966, dos meses después de la muerte de Paul, cuando estaba preparándose la primera aparición de Faul, cuando la farsa estaba a punto de comenzar. Y apareció fingiendo no conocer a John ni a los Beatles, como una novedosa y complicada artista moderna, crítica, inteligente, incomprendida y diferente al resto de las mujeres. Exactamente el tipo de persona que habría de atraer a John. Exactamente la tabla de salvación, la “droga” que él necesitaba en ese momento. Lo conocían muy bien.
Ya hemos hablado de su relación, del Lost Weekend, de la reconciliación auspiciada por Faul. Ya hemos hablado del chantaje de Yoko para que éste se retirase de la vida pública en 1975.
Yoko estuvo allí, siempre, vigilando, esperando y también informando. Pero, ¿hasta qué punto llegó a amar a John? ¿Hasta qué punto ella podía haber impedido lo que ocurrió? ¿Hasta qué punto fue parte de ello? ¿Fue Yoko la traidora, la que avisó de que John tenía la intención de contar la verdad? Nosotros creemos que, sin duda, lo fue. Yoko Ono jugaba a dos bandas.
Además, si atendemos a las verdaderas circunstancias del asesinato, según la cuales los disparos vinieron desde la puerta del ascensor, situada enfrente del lobby, tenemos la certeza de que Yoko, que se encontraba en su interior en ese momento, tuvo que saber perfectamente desde dónde se había producido el ataque. Pero ella declaró reafirmando punto por punto el reporte policial oficial. Y no olvidemos que ella, al salir del coche, se dirigió a paso rápido hacia el interior del edificio, dejando a John a más de seis metros por detrás de ella.
En 1981 se publicó la canción Walking on thin ice, compuesta por Ono y terminada de grabar, exactamente, el 8 de diciembre de 1980, el día en que John murió. John había estado trabajando en ella hasta el último momento, contribuyendo con su guitarra y su piano. Dicen que al final había quedado muy contento con el sonido que había conseguido. Qué profunda ironía hay en el hecho de que esta canción sea precisamente la última en que John participó:
https://www.youtube.com/watch?v=VS5p345HBIM
Caminando sobre fino hielo
Estoy pagando el precio
Por lanzar los dados al aire.
¿Por qué debemos aprender de la manera difícil
Y jugamos el juego de la vida con tu corazón?
Yo te di mi cuchillo,
Tú me diste la vida
Como un chorro de viento en mi pelo.
¿Por qué nos olvidamos de lo que se ha dicho
Y jugamos el juego de la vida con nuestros corazones?
Podría llorar algún día,
Pero las lágrimas se secarán de cualquier manera.
Y cuando el corazón regrese a las cenizas,
Esto será historia
Esto será historia.
Conocí a una chica que intentó cruzar el lago,
Por supuesto que era invierno cuando todo esto era de hielo.
Hacer eso es un infierno, ya sabes.
Dicen que el lago es tan grande como el océano.
Me pregunto si ella lo sabía…
Impresionante manifestación de Yoko: su declaración, la prueba de que tiempo antes, ella ya sabía lo que se cernía. Se trata de una exposición de sí misma, de su relación con John, “yo te di mi cuchillo, tú me diste la vida”. Viviendo siempre en la cuerda floja, permaneciendo en pie sobre un lago congelado, esperando que se rompa el hielo. Y cuando todo termine… esto será historia.
Un tiempo después de la muerte de John, Yoko concedió una entrevista. En ella se muestra profundamente apenada y nos cuenta lo siguiente:
Había una sensación de premonición, ahora que vuelvo atrás y lo pienso. Yo estaba muy preocupada por él. Y en realidad le dije a John: “Hay mucho trabajo, y mucha tensión. El horario es agotador y necesitas un descanso. Tú y Sean deberíais volver a las Bermudas”. Y él dijo: “No, esta vez no. Estaré con vosotros, no importa lo que pase”. Y… (Gran pausa mientras reflexiona recordando) así fue.
Me detendré un momento para destacar el que Yoko, a pesar de que en un alarde de sinceridad nos dice que preveía el final, cuando nos describe el motivo que le expuso a John para que este se fuera, nombra “el exceso de trabajo”. Por otra parte, John, según ella, le dijo: “Esta vez no”. Porque ya lo había hecho antes y estaba harto de esconderse.
Más adelante, en el mismo reportaje, escuchamos a Yoko decir:
Supongo que intentaron matar a John. Pero no pudieron, porque… (Hace una pausa) su mensaje sigue vivo.
De nuevo la ambigüedad de Yoko, la mujer con dos caras: la sinceridad al insinuar, con el uso de la 3ª persona del plural (“lo intentaron y no pudieron”) que no se trató de un loco solitario. Para después centrarse en aclarar que la causa de todo fue, simplemente, el mensaje pacifista de John. Fantástica muestra de “contraconspiración”, al más puro estilo de la película JFK: acepto públicamente la parte menos “peligrosa” de una conspiración para “tranquilizar” posteriormente a las masas justificándola con un motivo “menor” y secundario. “Oh, sí, mataron a John por su mensaje pacifista”. “Oh, sí, mataron a Kennedy por ser contrario a la guerra”. Falso lo segundo, falso lo primero. Deliberadamente incompleto.
Lo argumentaré todavía más: Yoko, tal y como ya he dicho, sabía sin duda lo que iba a pasar. Sabía que John iba a ser asesinado. Y sabemos que Yoko estaba allí, como agente infiltrada, para controlarle y vigilarle. Pero, ¿con qué propósito? ¿Para impedir que John continuara lanzando sus mensajes de paz y hermandad? ¿Cuándo había aparecido Yoko? El 9 de noviembre del 66, mucho antes de que John diera ese paso en su vida, antes de que sus mensajes giraran en la línea cercana al “comunismo” que tanto se supone que temía el gobierno de Estados Unidos. Pero sí que apareció, lo repetiremos, justo cuando Faul iba a salir a la palestra. Después de haber muerto Paul.
Las cintas de John
Ya sabemos por qué, en los años noventa, George, Ringo y Faul pudieron grabar Free as a bird y Real life (permitidme que la llame por el nombre que John le había dado originariamente): Yoko le entregó a Faul las cintas donde estaban grabadas. Lo hizo, según ella, porque “era el momento de permitir que los Beatles hicieran algo”. Esa fue su excusa.
Quedémonos de momento con esto: sabemos que durante años ella había estado ocultando, sí, ocultando, esas cintas. Se sabe también que había diarios, documentos escritos por John, que jamás salieron a la luz.
Sabemos que Faul y Yoko, a pesar de sus continuos intentos de hacernos creer lo contrario, mantuvieron una buena relación, hasta el punto de que Faul “salvó” su matrimonio. Sabemos que a lo largo de los años han aparecido juntos en multitud de ocasiones, en actitud amistosa. Y sabemos que recientemente se han dedicado hermosas palabras el uno al otro.
Tengo la sospecha de que Yoko no esperó tanto para entregar parte de este material inédito de John. Sólo que cuando lo hizo, se lo dio a Faul.
Here Today
Y es ahora el momento de hablar sobre mi teoría sobre Here Today, una preciosa canción que todo el mundo recuerda por haber sido lanzada por Faul en recuerdo de su “gran amigo” John. Fue publicada en 1981 como parte de su álbum Tug of war. Casi dos años después de la muerte de John, dos años en los que había sido objeto de numerosísimas críticas por su reacción fría ante la muerte de Lennon.
Faul ya había tratado de redimirse haciéndose filmar en una fingida muestra de dolor mientras escuchaba Beautiful Boy. Pero eso después de haber hecho burla de la canción Searching, perteneciente a los Decca Tapes, unas grabaciones que él mismo ha dicho en varias ocasiones que odia profundamente. Obvio: la majestuosidad de voz que muestra Paul en ellas es algo que ha de hacerle sentir incómodo. El cinismo de Faul no tiene límites: hace una grabación preparada para mostrar su pena por la muerte de John, pero no pierde la oportunidad de hacer mofa de los primeros momentos de los Beatles.
Y el cinismo de Faul no tuvo tampoco límites cuando cogió esta canción, grabada por John en una de las cintas de las que Yoko había hecho acopio, y la utilizó para fingir que ese sentimiento tan genuino y hermoso era suyo. Hay que añadir también que, de nuevo George Martin, “casualmente”, estuvo ahí para producir la canción.
Esta canción muestra arreglos, estilo y tono similares a los que usaba John en sus sentidas últimas composiciones. Un estilo muy, muy parecido al de Now and Then o I know y, sorprendentemente, un mensaje exactamente igual. De hecho, la compararemos con algunas frases de esta última.
Sí, Here Today habla de pérdida. ¿Pero la pérdida de quién?
Y si dijera que realmente te conocía bien,
¿Cuál sería tu respuesta?
Si hoy estuvieras aquí
Uh, uh, uh, hoy, aquí.
¿Quién no conocía bien al otro, Paul o John? John, que siempre tomó a Paul como un romántico empedernido, que a menudo le hacía bromas, que, en una ocasión, al terminar de cantar Paul “Yesterday” dijo con sorna: “sí, yo antes era como él”. Que en otra ocasión en que Paul acababa de cantar, le entregó un ramo de flores cortadas para que el pobre Paul cayera en la trampa de tomarlas y quedarse con los tallos… John, que siempre sintió que no había valorado a Paul lo suficiente.
La frase de I know: Nunca pude comprender tus pensamientos.
Bueno, conociéndote,
Probablemente reirías y dirías
Que eramos muy diferentes.
Si estuvieras aquí hoy.
Uh, uh, uh, aquí hoy.
En cuanto a mí,
Aún recuerdo cómo solía ser
Y no contengo más las lágrimas.
Uh, uh, uh,
Te quiero, uh.
“Aún recuerdo cómo solía ser”. Este es el mensaje que siempre mostró John: esa añoranza de los tiempos pasados, cuando él era feliz con Paul, cuando no tenía que fingir que era otra persona, cuando aún no “había vendido su alma”.
Y la frase “te quiero”, recurrente hasta la saciedad en el mensaje que John nos dejó para Paul. Algo que a John no le importaba expresar y que, por el contrario, no cuadra en absoluto con el estilo de Faul.
En I know: Hoy te quiero más que ayer. Y más adelante dice: no más lágrimas, no, no más lágrimas.
¿Qué hay de la vez que nos conocimos? (¿Qué hay de aquella vez?)
Bueno, supongo que dirías
Que nos hacíamos los difíciles.
No entendíamos nada,
Pero siempre podíamos cantar.
¿Qué hay de la noche que lloramos? (¿Qué hay de la noche?)
Porque no quedaban más razones
para mantenerlo todo adentro
Nunca entendí una palabra,
Pero siempre estabas allí con una sonrisa.
Esta alusión al día en que habían hablado y habían acabado llorando, también la había utilizado anteriormente John, de forma más solapada, pero clara, en I know. Y se refiere a una última conversación, algo que ocurrió poco antes de la muerte de Paul. Por otra parte, incoherente si se tratara de Faul: ¿en qué momento según él, había tenido lugar esta “íntima e importante conversación”? ¿Antes o después de que John le dijera que dejara de presentarse en su casa y no se volvieran a ver más? ¿Antes o después de su Coming Up, con sus burlas a Paul y su amenaza a John?
Por otra parte, “siempre estabas ahí con una sonrisa”. Sí, John era muy bromista y divertido. Pero el que realmente sonreía siempre era Paul, era una de sus más bonitas características. ¿No fue John el que dijo en la entrevista para Playboy que Paul aportaba el optimismo mientras que él, por su parte, era el triste y taciturno?
En I know: Sé lo que me estaba perdiendo, pero ahora mis ojos pueden ver, me puse en tu lugar, igual que tú hiciste por mí.
Y si dijera que realmente te amaba
Y que me alegró que llegaras.
Entonces estarías aquí hoy,
Uh, uh, uh, porque estarías en mi canción.
Y esta es la frase más importante. ¿Quién llegó a quién? Faul pretende decir que John “llegó”, pero él no había llegado, fue Paul el que se acercó a John, fue él el que llegó y se unió a su grupo. Así es la historia, y así la reflejaba John.
De manera que, en conclusión, o esta canción es una composición de Lennon que Faul se atribuyó (por enésima vez) o, si él la escribió, se limitó a copiar el “I Know” de John.
La canción de Carl Perkins
Carl Perkins fue un músico de Rock estadounidense nacido en 1932. Compuso la famosísima Blue suede shoes, que le llevó al estrellato en 1956. Sin embargo, su carrera se vio truncada en aquel momento a causa de un accidente automovilístico en el que fallecieron su hermano y su mánager y que a él le produjo importantes secuelas. Tuvo que ver entonces cómo su amigo, Elvis Presley, obtenía un gran éxito haciendo uso de su canción.
Interesantísima historia la de Carl, ¿verdad?
Hay que comentar también que los Beatles versionaron algunas de las canciones de Perkins en los primeros tiempos, por ejemplo, Matchbox, Honey don’t o Everybody’s triying to be my baby.
Poco después de la muerte de John, en 1981, Perkins coincidió en Monserrat con Faul, que se había reunido allí con George Martin (de nuevo) para trabajar en su próximo álbum.
Carl se ofreció a cantarle una canción que acababa de componer pensando en John, se titulaba My old friend. Cuenta Perkins que cuando Faul la oyó, quedó profundamente impactado durante unos minutos, hasta que al final rompió a llorar en una especie de ataque de nervios.
Cuando Perkins preguntó por el motivo de su desesperación, Linda acudió presta a explicarle que se trataba del dolor por la muerte de John, ya que les parecía increíble que Carl supiera que John, justo antes de morir, dijera “Piensa alguna vez en mí, viejo amigo”, una de las frases de la canción.
Bueno, obviamente, esto es mentira. John no pronunció esa frase ya que ningún testigo lo reportó. Pero Linda tenía de dar una explicación coherente ante Perkins del porqué de la exagerada reacción de Faul.
McCartney me dijo que siente que Lennon me envió esa canción, que realmente lo cree…” dijo Carl Perkins.
Bien, veamos por qué Faul, en una (esta vez sí) genuina reacción, se mostró tan descompuesto al escuchar esta canción y mostró su seguridad de que John, de alguna manera, hubiera inspirado a Perkins para escribirla:
A la hora de analizarla, tenemos tres posibilidades:
1. Que Perkins la escribiera totalmente de su propia cosecha, en cuyo caso, al no conocer la verdad, la habría enfocado desde el punto de vista de alguien que muere y se dirige a su “amigo” (Faul), vivo, y con el que, oficialmente, llevaba peleado desde hacía años.
2. Que Perkins, efectivamente, hubiera sido inspirado por Lennon de alguna forma y, sin saberlo, hubiera reflejado en la canción el verdadero sentimiento de John por Paul. Esto, lógicamente, habría provocado el pánico en Faul.
Para ilustrar esto os voy a mostrar esta secuencia de una entrevista de Faul. En él observamos cómo, cuando él está hablando de Lennon, aparecen ante la cámara unas luces azules que suben. Al hacerle parar los técnicos para explicarle lo ocurrido, Faul, en otra genuina reacción (observad su risa chillona fuera de su interpretación habitual) dice inmediatamente: “¡Era John, era John!”. No entraré a valorar ahora qué eran esas luces ni me pronunciaré al respecto, pero quedémonos con esas palabras de Faul, pronunciadas sin que nadie le hiciera alusión a ningún posible “espíritu”.
3. La última posibilidad es que Perkins conociera la verdad y pretendiera dar una lección a Faul o asustarle.
Habrá que especular, porque a él no podemos preguntárselo. Falleció de cáncer en 1998, cuatro meses después que Derek Taylor y tres meses antes de Linda Eastman.
Pasemos ahora a la letra para ver con cuál de estas posibilidades nos quedamos.
Mi viejo amigo
En la isla de Montserrat…
Obviamente, esta frase la incluyó Perkins con posterioridad, al haber sido el lugar donde se la había cantado a Faul. No la tendremos en cuenta.
Aunque nunca lo olvidaré
Sólo un chico de campo, una guitarra y una canción.
Tú me invitaste a entrar
Y me trataste como a un rey
Y me has dado una razón para seguir.
¿Faul le había dado una razón para vivir? ¿O cuando Paul llegó a la vida de John, una vida vacía llena de alcohol y soledad, él sintió que todo tenía sentido? El propio John llegó a hablar así. ¿Recordáis las imágenes de Paul y John en el anterior artículo?
Mi viejo amigo
Gracias por invitarme a entrar
Mi viejo amigo
Quizá este adiós nunca signifique el final
Ya que si nunca nos encontramos de nuevo en este lado de la vida
En seguida, más allá
Donde hay paz y tranquilidad…
Viejo amigo.
En la versión original: in a little while. Está diciendo que se verán dentro de muy poco. ¿Por qué John iba a decir que se vería con Faul en breve? ¿Creía Perkins que Faul, con (oficialmente) 38 años, iba a fallecer pronto? Esta frase es fundamental, pues el mensaje es el de alguien que no se ve desde hace tiempo “en este lado de la vida” con su amigo, pero lo va a hacer en breve. No hallo explicación a por qué Perkins iba a poner esto en su canción, de estar basada en la historia oficial.
¿No pensarás en mí de vez en cuando?
En versión original: Won’t you think about me every now and then? “Now and then”, que parece aquí una frase casual, inocente, pero que concuerda con la canción que John había escrito para Paul y que, cuidado: aún no se conocía, porque oficialmente Yoko la guardaba celosamente en las cintas. ¿O quizá Faul, tal y como argumentaba en mis hipótesis anteriores, sí la había escuchado? ¿Otro motivo más para que Faul se aterrorizara? ¿Cómo iba Perkins a conocer Now and then? ¿Otra casualidad? Eso, como ya he dicho en multitud de ocasiones, no existe en este asunto.
Y si te dijera cómo me siento
Oh, no sonaría tan real
Porque las emociones están apareciendo justo ahora
Pero seguro que es genial saber
Que, donde quiera que vayamos
Siempre podemos ser los mejores amigos.
Sigue hablando de reunirse con él. De nuevo incoherente en un Faul joven y rebosante de salud en aquel momento.
My old friend,
Thanks for inviting me in
My old friend,
May this goodbye never mean the end
And if we never meet again this side of life
In a little while, over yonder,
Where it’s peace and quiet
My old friend,
Won’t you think about me every now and then?
Como vemos, demasiadas coincidencias, demasiado cercana al mensaje que siempre envió John en sus canciones. Pero, sobre todo, demasiado verosímil con un Lennon que canta a su amigo muerto como para que Perkins por sí mismo la escribiera. Sé que es un terreno escabroso el que piso, pero aquí está la canción, aquí está la historia, y aquí tenemos la reacción de Faul, creyendo que unas luces azules son el espíritu de John. ¿Cómo te quedaste, William? ¿Tienes miedo de que John todavía esté por aquí? ¿La muerte no puede acabar con su mensaje?
Faul mantuvo su relación con Perkins, pues, justo después de esto, le pidió colaboración para el álbum Tug of war, precisamente aquel en el que se publicó Here Today.
Pero también George y Ringo se interesaron por él no mucho más tarde, ya que en 1986 ambos aparecieron con él en un especial en Londres, llamado Carl Perkins and Friends: A Rockabilly Session.
Desde luego, algo muy importante debieron de haber visto en él para que, de repente, los tres “ex Beatles” quisieran mantenerlo cerca.
El mensaje de John
Vamos a seguir contando el mensaje de John, el verdadero mensaje, lo que él escribió para Paul. Porque en sus letras atisbamos muchas cosas, mucho de lo que pudo pasar, no sólo entre ellos como amigos y compañeros, sino en la historia de la muerte de Paul.
Y no solamente en las canciones que firmó, también en todas aquellas que no le fueron atribuidas. Es hora de dar un paso más y contar la verdadera historia de los Beatles.
Paul y yo hicimos un trato, que siempre pondríamos los nombres de los dos en las canciones, pasara lo que pasase. De ahí que “Let it be” tenga el nombre de los dos, y tantas otras…
John Lennon, 1980.
Según un testigo presencial, uno de tantos que estuvieron allí en el momento en que llegó la policía, antes de trasladar a John al coche patrulla, un agente, con la intención de “despertarle”, le preguntó:
-¿Quién eres?
Y él contestó:
-John Lennon, de Los Beatles.
Lady Ruth, con la colaboración de Litle Neutrino, Víctor Manuel Rojo, Cristian Ramírez, Beatrice Hills y Eduardo Hernández.
Fuentes:
Sobre las incongruencias en la historia oficial de la muerte de John: http://articulosbeatle.blogspot.com.es/2009/04/asesinato-de-john-lennon-parte-i.html
Entrevista de Chapman a Larry King: http://www.youtube.com/watch?v=G1qi7JHFFfY
Yoko hablando sobre la muerte de John: http://www.youtube.com/watch?v=5nCFbvS6H1A
Muy interesante. Desconocia este misterio en torno al asesinato de Lennon,si es cierto Chapman, un pobre diablo trastornado pero inocente se está pudriendo en la carcel por algo que no hizo siendo odiado por los Fans de los beatles y de Lennon en particular. Que triste si es así como cuentas
Impecable informe.
Estaría buenísimo que hicieras un artículo del Mk ultra.
Por el otro lado fue inevitable que se me cayera una lágrima al final…
Hola Evany, he escrito ya algunos datos sobre el MK Ultra, están en los artículos dedicados a la trama del LSD puesto que esta conspiración formaba parte de un subproyecto del MKUltra llamado “Bluebird”, de forma que estaban conectados. En “La Trama del LSD en Gran Bretaña” y el artículo sobre Jane Asher doy claves sobre alguno de los aspectos del proyecto. Pero, por supuesto, queda mucho que decir, estoy preparando otro artículo sobre la conspiración en USA donde comentaré más detalles. Gracias por tu comentario y por tu apoyo. Un abrazo.
Lady usted sabía que el LDS es fabricado a partir del óxido de la gaminea del centeno
Gracias por compartir con nosotros su investigación valiosa.
Hola, sí que soy conocedora de ese dato tan interesante. De hecho, tengo a medio hacer un artículo hablando de ello (y de un “experimento” que se hizo en un pueblo de Francia) y enlazando con el tema del libro “El guardián entre el centeno”, que por supuesto no fue elegido al azar para usarlo en los asesinos controlados. Muchas gracias, un saludo.
Muy interesante Lay. Ahora que mencionas a Julian creo que sería importante también que escribieras un artículo completo sobre él y la “relación tan cercana” que tenía con Faul. Siempre me ha llamado la atención porque John permitió este acercamiento o solo fue una pantalla más y John no tuvo más remedio que permitirlo.
Algo más, no sé si me lo he perdido o no, pero también sería un gran aporte un artículo completo sobre Brian Epstein, que sirva para aclarar muchas dudas sobre su muerte.
Saludos y buena suerte con tus investigaciones.
Hola Blanca, gracias por tus propuestas. No había pensado en un artículo sobre Julian pero sí lo veo posible, hay material suficiente, si incluimos todas las referencias y pistas que ha ido haciendo en su etapa adulta (música, entrevistas, declaraciones…) En cuanto al artículo de Brian, tienes razón, es imprescindible y lo haré cuando lleguemos al timeline en el que se produce su muerte. De hecho, en el próximo artículo que voy a subir ya lo comento. Un abrazo.
Estoy esperando un articulo sobre Charles Mansión y su relación con el LSD y que lo llevo a cometer los crímenes de Sharon Tate y sus invitados y que tiene que ver el falso Paul Mçartney? Un abrazo.
Que papel tiene Charles Manson en todo este entramado LSD Y que lo llevo a cometer el crimen de Sharon Tate y los demás personas que estaban en esa casa.
Me gustaría que hicieras un artículo sobre el asesinato de Pier Paolo Pasolini.
Cuando vas a venir a República Dominicana a promocionar tu libro?
Según tu articulo, los que posiblemente habían disparado a Lenon, serian el tal Jose Perdonó y otra persona que mas bien podía ser Yoko Ono, me equivoco? Ya que esta ultima mas que una artista podría ser una superagente de inteligencia encargado de vigilar y controlar a Lennon. Me gustaría saber por este medio si me equivoco. Gracias.
Aun así, el mismo sigue diciendo que el efectuó los disparos y que fue un idiota al matar a Lennon.
Te escribo porque tienes tiempo que no veo una nueva entrada tuya por mas que busco lo que indica que tienes tiempo que no publicas nada, que ha sucedido con tu investigación? Espero tu respuesta.
Hola, tienes mucho que no publicas nada nuevo, tus fans, entre los que yo me encuentro, estamos ansiosos ya que no saben de ti, espero que estés investigando sobre diversos temas uno de los cuales me gustaría que escribieses un articulo, es sobre el alunizaje, y que se cumple 50 años de la supuesta llegada de el hombre a la luna quiero que amplies sobre esto: quehay de cierto de eso? Se trato todo de un montaje? El Apolo xI aterrizó en la luna? Espero ansioso tu respuesta.